Si el Señor no edifica la casa, en vano se esfuerzan los albañiles. Si el Señor no cuida la ciudad, en vano hacen guardia los vigilantes.
Salmo 127:1.
Lectura: Salmo
127:1-5. Versículo del día: Salmo 127:1.
MEDITACIÓN DIARIA
Así no se acepte y se
saque a Dios del hogar o de la Constitución de un país, es Él quien siempre va
adelante. Nuestra vida toda sin el principal protagonista es vacía e inútil. Es
triste ver que cada vez se excluye más al Constructor de esta vida. Por eso andamos como andamos: en
completo caos. La edificación de la
casa, la vigilancia de los guardias; en sí la sociedad en general se va
moviendo día tras día y nos guste o no, si
el Señor no está presente habrá desorden total. Por eso Dios mismo quiso ponerle
orden al comienzo (Génesis 1:2), para que el hombre pudiera habitarla; pero si
ahora lo sacamos tajante no podemos pretender que haya prosperidad, hermandad,
amor, perdón, gozo y mucho menos paz. Bien dijo Benedicto XVI que el esfuerzo
humano sin Dios es inútil. Sí, se queda vacío el hogar sin el Señor como la
ciudad también. Aparentemente las cosas pueden marchar pero al primer tropiezo
todo se caerá y por ende se desordenará.
Tengamos presente que
el Constructor de nuestra casa es el Señor y démosle a Él la primacía que
merece en el seno del hogar.
Amado Señor: Eres
nuestro primer invitado al hogar. Allí en ese recinto que está a nuestro
alcance te rogamos que vivas en medio de él. Sin Ti Señor no podemos construir nuestra
casa. Enséñanos esta verdad para gozar de nidos de amor donde reine la armonía,
el perdón, la tolerancia y la alegría. ¡Gracias buen Dios!
Un abrazo y
bendiciones.