sábado, 29 de abril de 2017

El descanso que Dios nos pide

Al llegar el séptimo día, Dios descansó porque había terminado la obra que había emprendido. 
Génesis 2:2.

Lectura: Génesis 2:1-4.  Versículo del día: Génesis 2:2.

MEDITACIÓN DIARIA

El descanso va relacionado con el trabajo y por consiguiente el trabajo no es el fin, es el medio que Dios nos da para subsistir pero es necesario hacer las cosas como Dios nos manda. Creo que Dios después de crear su universo descansó el séptimo día para enseñarnos a nosotros a hacer lo mismo, no porque Él estuviera agotado, no; porque Él es Dios. El Señor bendijo y consagró el día de reposo (Éxodo 20:11), (Deuteronomio 5:12-15), primero para que nos acordemos de honrar al Señor y segundo para descansar del trabajo de la semana.
Ahora por otro lado está el descanso nocturno: “En paz me acuesto y me duermo, porque solo tú, Señor, me haces vivir confiado” (Salmo 4:8). Hay que ir a la cama en paz todos los días. Por eso es indispensable que el sol no se ponga sobre nuestro enojo (Efesios 4:26); esto es acostarse en paz con Dios y con los que nos rodean. Hay que tomar el descanso nocturno como debe ser. El sueño es reparador de fuerzas y si el cuerpo ha trabajado durante el día es necesario darle el reposo adecuado con la seguridad que tenemos en Dios, quien nos está guardando también mientras dormimos. Él nos permite un dormir profundo dejando las preocupaciones atrás y confiando en que cada día trae su propio afán (Mateo 6:34).  “Puedes irte a dormir sin miedo; te acostarás y dormirás profundamente” (Proverbios 3:24 NTV).
Aprendamos lo valioso del descanso y hagamos todas las cosas como deben ser: “decentemente y con orden”. De ahí que no podemos cambiar trabajo por dinero, ni distracción por sueño.

Amado Señor: Gracias porque nos enseñas la importancia del descanso para nuestro cuerpo y porque esto hace parte del cuidado que le debemos. Gracias porque es un mandato tuyo el descansar un día a la semana no solo para honrarte como lo mereces, sino también para darle sosiego al cuerpo. Además nos instruyes sobre lo indispensable que es ir a la cama con el deseo de reposar del trajín diario. ¡Bendito eres Señor! ¡No se te olvidó el más mínimo detalle sobre lo que nos hace bien!

Un abrazo y bendiciones.

viernes, 28 de abril de 2017

Un cuerpo agradable para Dios

¿Acaso no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo, quien está en ustedes y al que han recibido de parte de Dios? Ustedes no son sus propios dueños; fueron comprados por un precio. Por tanto, honren con su cuerpo a Dios. 
1 Corintios 6:19-20.

Lectura: 1 Corintios 6:12-20.  Versículos del día: 1 Corintios 6:19-20.

MEDITACIÓN DIARIA

El Espíritu Santo entró a morar en nosotros cuando aceptamos la obra redentora de Jesús. Fuimos comprados por precio y precio muy grande: la sangre de Cristo. Así que nuestro cuerpo le pertenece a Dios. “Por lo tanto, hermanos, tomando en cuenta la misericordia de Dios, les ruego que cada uno de ustedes, en adoración espiritual, ofrezca su cuerpo como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios” (Romanos 12:1). Aquí está la explicación, tenemos que presentarle a Dios un cuerpo que le agrade; un cuerpo sano, vivo y santo. O sea un cuerpo no deteriorado por la inmoralidad sexual, ni por la droga, ni por el cigarrillo, ni por el alcohol, ni por la glotonería. Otro pecado grave es la adicción a la laboriosidad donde se cambia el descanso por trabajo, o sea por dinero. “Si alguno destruye el templo de Dios, él mismo será destruido por Dios; porque el templo de Dios es sagrado, y ustedes son ese templo. Que nadie se engañe. Si alguno de ustedes se cree sabio según las normas de esta época, hágase ignorante para así llegar a ser sabio.  Porque a los ojos de Dios la sabiduría de este mundo es locura” (1 Corintios 3:17-19). Precisamente las normas de esta época, casi todas van en contravía con las de Dios. En su Manual que es la Biblia nos ha dejado ciertas pautas que debemos seguir. “Tengan cuidado, no sea que se les endurezca el corazón por el vicio, la embriaguez y las preocupaciones de esta vida” (Lucas 21:34); “Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y libertinajes, no en contiendas y envidia” (Romanos 13:13 RVR1995). La gula o glotonería se hace presente en la obesidad que es declarada como enfermedad. Enfermedad que azota actualmente a muchas personas. Todo por no controlar el comer demasiado.
Tampoco le agrada a Dios que se haga del cuerpo un ídolo y por esto dejar de comer o esclavizarnos por él.  Hay que ejercitar el cuerpo porque es muy necesario, pero recordemos que todo extremo es malo. Seamos también sabios en manejar y presentar nuestro cuerpo al Señor.

Amado Dios: Gracias por enseñarnos a través de tu Palabra, la necesidad de cuidar nuestros cuerpos. Queremos agradarte y presentártelo como un sacrificio vivo y santo de tal manera que sea olor fragante para Ti.

Un abrazo y bendiciones.

jueves, 27 de abril de 2017

Promesas y bendiciones que vienen de su mano

Deseo tus bendiciones con todo el corazón; ten misericordia, como lo prometiste. 
Salmo 119:58.

Lectura: Salmo 119:57-72.  Versículo del día: Salmo 119:58.

MEDITACIÓN DIARIA

Todos deseamos las bendiciones del Señor; y a veces no nos percatamos de las que tenemos por desear más. Pienso que aquí también caben las palabras de Jesús cuando habló sobre la parábola de las monedas de oro: “Has sido fiel en lo poco; te pondré a cargo de mucho más” (Mateo 25:23). No solamente debemos dar gracias por manifestaciones y promesas extraordinarias cumplidas. El Señor es especialista en detalles pequeños, los cuales pasan desapercibidos porque los consideramos de poca valía. Por ejemplo: el hecho de levantarnos nuevamente con vida cada día; el considerar que tenemos ojos para ver, oídos para escuchar, nariz para oler, boca para degustar, manos para palpar. El salir de casa y regresar sin novedad alguna. No más el poder leer su Palabra debe ser motivo de agradecimiento al Señor. Seguramente podríamos continuar, pero sería interminable la lista. Mejor es que cada uno indague en su vida personal con la ayuda del Espíritu Santo. Si no somos fieles en estos pequeños detalles, no esperemos los grandes. “Señor, has hecho muchas cosas buenas a mi favor tal como lo prometiste” (v. 65 en la lectura).
Dios que busca lo mejor en sus hijos, como buen Padre nos disciplina y diremos como el Salmista: “El sufrimiento me hizo bien, porque me enseñó a prestar atención a tus decretos”. (v. 71). Lo que siempre nos recalcan y advierten es que no esperemos a pasar por desiertos áridos y sedientos para buscar al Señor y empaparnos de su Palabra. Su disciplina duele y mucho. Es más fácil aprender a las buenas que a las malas.

Amado Señor: Gracias por las cosas buenas que nos prometiste como por las difíciles que también llegaron; gracias porque a través de ellas hemos aprendido lecciones que han calado profundo en nuestro corazón. Igual Señor, si no hubiera sido por esos momentos difíciles no tendríamos los testimonios maravillosos de lo que has hecho y no podríamos darte la gloria y honra que mereces. Gracias porque hemos recibido las lecciones, quizá con enojo y no de buena gana, pero con el tiempo nos has mostrado tu grandeza a través de ellas. Permite que siempre busquemos agradarte más con buen juicio y con el conocimiento recibido.

Un abrazo y bendiciones.

miércoles, 26 de abril de 2017

Caminos adornados con cipreses y mirtos

Mis caminos y mis pensamientos son más altos que los de ustedes; ¡más altos que los cielos sobre la tierra! 
Isaías 55:9.

Lectura: Isaías 55:1-13.  Versículo del día: Isaías 55:9.

MEDITACIÓN DIARIA

Muchas veces oramos y le hacemos al Señor ciertas peticiones y a pesar de orarle a Él, creemos que somos nosotros los que vamos andando sin tener en cuenta que el Señor no actúa ni piensa como nosotros. “Presten atención y vengan a mí, escúchenme y vivirán. Haré con ustedes un pacto eterno, conforme a mi constante amor por David” (v. 3). Con la resurrección del Señor “se cumplieron estas palabras: ‘Yo les daré las bendiciones santas y seguras prometidas a David” (Hechos 13:34). No hay vuelta de hoja, si el Señor lo dijo, justamente será; tendremos bendiciones santas y seguras porque: “Así como la lluvia y la nieve descienden del cielo, y no vuelven allá sin regar antes la tierra y hacerla fecundar y germinar para que dé semilla al que siembra y pan al que come, así es también la palabra que sale de mi boca: No volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo deseo y cumplirá con mis propósitos” (vv. 10-11 en la lectura).
O sea hermanos, es bien claro que el Señor usará sus estrategias las cuales ni imaginamos, para cumplirnos las promesas y a la vez con su propósito. No dudemos porque no hay nadie más confiable y fiel que nuestro Señor y esto lo hace por su infinito amor: “Ustedes saldrán con alegría y serán guiados en paz. A su paso, las montañas y las colinas prorrumpirán en gritos de júbilo y aplaudirán todos los árboles del bosque. En vez de zarzas, crecerán cipreses; mirtos, en lugar de ortigas. Esto le dará renombre al Señor; será una señal que durará para siempre” (vv. 12-13). ¡Alístate! Porque cuando la lluvia de bendiciones empiecen a caer en tu vida, te asombrarás de tal manera que saldrás a contarlo y a darle gloria al nombre del Señor.

Amado Dios: muchas gracias porque si nuestros caminos están rodeados de zarzas y de ortigas, muy pronto los veremos adornados con cipreses y mirtos llenándonos de tu paz y tu alegría. Abre nuestros ojos Señor para que veamos tus favores con ojos espirituales. Gracias por las bendiciones santas y seguras que le prometiste a David y que ahora tenemos también por tu infinita misericordia. ¡Te damos toda la honra y gloria a Ti buen Señor!

Un abrazo y bendiciones.

martes, 25 de abril de 2017

Necesitamos sabiduría para manejar nuestra vida

Dios le dio a Salomón sabiduría e inteligencia extraordinarias; sus conocimientos eran tan vastos como la arena que está a la orilla del mar. 
1 Reyes 4:29.

Lectura: 1 Reyes 4:29-34.  Versículo del día: 1 Reyes 4:29.

MEDITACIÓN DIARIA

Salomón lo único que le pidió a Dios para gobernar a su pueblo fue sabiduría  y al Señor le agradó su actitud. No solamente le dio sabiduría más que a algún otro en la tierra, sino que también lo llenó de riqueza y esplendor (1 Reyes 2:9-13).
Todos necesitamos sabiduría para manejar nuestra vida. Lo que pasa es que se nos olvida de quién dependemos, y queremos hacer las cosas a nuestra manera, sin acordarnos del  compromiso que hicimos con el Señor cuando lo recibimos en nuestras vidas. Bien empiezan los Proverbios diciéndonos que el que quiera ser sabio, tiene que empezar por obedecer al Señor. Este es el principio de la sabiduría (Proverbios 1:7). Y si consideramos que no la tenemos o que nos falta mucha, entonces, debemos pedírsela a Dios: “Si a alguno de ustedes le falta sabiduría, pídasela a Dios, y él se la dará, pues Dios da a todos generosamente sin menospreciar a nadie” (Santiago 1:5). Dios es la fuente de la sabiduría: “¡Oh, profundidad de las riquezas y de la sabiduría y del conocimiento de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios e inescrutables sus caminos!” (Romanos 11:33). La sabiduría es la fuente de la que brota discernimiento, fe, dominio propio, prudencia y una dosis abundante de amor.

Amado Señor: Como somos tardos para entender y valorar tu Palabra, Tú que eres poderoso en fuerza de sabiduría y no desestimas a nadie, te rogamos que nos llenes de tu conocimiento para saber cómo manejarnos según tus estatutos y decretos y  así entender el camino por el cual nos conducirás hacia la patria celestial. ¡Necesitamos una dosis grande de tu sabiduría buen Dios! ¡Gracias mi Señor!

Un abrazo y bendiciones. 

lunes, 24 de abril de 2017

Vivir el momento oportuno que Dios nos regala

Así que tengan cuidado de su manera de vivir. No vivan como necios, sino como sabios,  aprovechando al máximo cada momento oportuno, porque los días son malos. 
Efesios 5:15-16.

Lectura: Efesios 5:1-20.  Versículos del día: Efesios 5:15-16.

MEDITACIÓN DIARIA

Quizá es con el tiempo que nos vamos dando cuenta de la importancia que tenemos de aprovechar al máximo cada momento de nuestra vida. Creo que esto es parte de la sabiduría para manejar nuestros días ya que cuando somos necios, nos dejamos llevar por sutilezas y bobadas amargándonos por cosas insignificantes y no gozando ni disfrutando las bendiciones que el Señor nos ha dado. Por ejemplo: perdemos tiempo peleando o haciendo un mal ambiente cuando tenemos la oportunidad de reunirnos en familia si en vez de disfrutar con los seres queridos nos enfrascamos en algo inútil. Siempre recuerdo un cumpleaños de mi mami con toda mi familia de la casa materna y la reunión se malogró porque uno de los niños pasó corriendo junto a una matera y esta se rompió. Mi tía, un poco apegada a su jardinería no supo disimular su enojo y el asunto pasó a mayores dañando así todo lo que se había planeado para el acontecimiento que era el homenaje a mi madre. Bien cara aprendió la lección. Otra tía muy querida para ella, o sea su hermana, le hizo ver su necedad y a la vez le dijo: ‘no vuelvo a tu casa’ y así sucedió. Al día siguiente la tía que exhortó a la brava, le dio un infarto y murió. No fue fácil para mi tía olvidar ese incidente y ella misma reconoció su error pero como bien dijo: ‘ya para qué. No supe valorar el momento y lo dañé’.
Muchas veces nos toca aprender las lecciones a las malas. No dejemos que circunstancias como la contada nos amargue y tengamos después que arrepentirnos. Aprendamos a vivir el momento oportuno que Dios nos regala; mañana puede ser tarde. Seamos sabios manejando nuestra vida; hagamos como lo dice el Salmista: “Enséñanos a contar bien nuestros días, para que nuestro corazón adquiera sabiduría” (Salmo 90:12). Esto no es más que entender que la vida es demasiado corta y necesitamos que nuestra mente se llene de sabiduría. No necesitamos vivir muchos años, necesitamos saber cómo vivirlos. Debemos agradar a Dios dándole gracias por cada nuevo día que nos regala junto con sus bondades y no renegando por lo que no tenemos. Demos lo mejor de nosotros: amemos, perdonemos, disfrutemos con los que nos rodean y alabemos a nuestro Dios. Si vemos las noticias, cada día son más nefastas y trágicas (los días son malos), pero nuestra mirada no debe de estar puesta aquí, debe encontrarse mirando hacia la patria celestial y eso nos anima mientras estemos pisando este hermoso valle. 

Buen Señor: muchas gracias por permitirnos vivir un día más. Queremos disfrutarlo totalmente como si fuera el último que nos permites vivir aquí en la tierra para que traigamos a nuestro corazón sabiduría. Señor, que cuando nos llegue el momento de partir, podamos ir con la certeza que nos gozamos en tu Nombre y te dimos gloria a Ti en cada día vivido.

Un abrazo y bendiciones.

sábado, 22 de abril de 2017

Promesas que van hasta los descendientes

Confirma a tu siervo tu promesa, la promesa que hiciste a los que te temen. 
Salmo 119:38. NTV.

Lectura: Salmo 119:33-40.  Versículo del día: Salmo 119:38.

MEDITACIÓN DIARIA

Puede ser que Dios hace algún tiempo te dio una promesa y todavía no has visto su cumplimiento. Entonces por fe, es hora de clamarle al Señor por ella y creer que: “Todas las promesas que ha hecho Dios son «sí» en Cristo. Así que por medio de Cristo respondemos «amén» para la gloria de Dios”  (2 Corintios 1­:20 NVI). Ahora, si dices nunca me ha dado una promesa, entonces aquí está la siguiente: “Les daré un solo corazón y un solo propósito: adorarme para siempre para su propio bien y el bien de todos sus descendientes” (Jeremías 32:40 NTV). Es una linda promesa que va hasta hijos y nietos. Y el mismo Señor se encarga  por su infinito amor de poner en los corazones el deseo de adorarle y honrarle como lo merece, con el fin de que también se cumpla el propósito en la vida de cada uno y les vaya bien,  tanto a ellos como a los que vienen.

Amado Señor Jesús: gracias porque creemos en tu fidelidad y en tus promesas. Gracias porque eres Tú mismo abriéndonos el camino para que nuestro comportamiento sea excelente Contigo y cumplir la buena obra que te propusiste. Gracias también te damos porque has tenido en cuenta a nuestra descendencia. Esta promesa la tomamos, la aceptamos, la confirmamos, la declaramos y la proclamamos para la honra y gloria tuya.  Creemos que son ‘sí’ en Ti y por medio Tuyo, respondemos ‘amén’. ¡Gloria a Dios!

Un abrazo y bendiciones.

viernes, 21 de abril de 2017

Administradores fieles

Con los fieles te muestras fiel; a los íntegros les muestras integridad. 
2 Samuel 22:26. NTV.

Lectura: 2 Samuel: 1-30.  Versículo del día: 2 Samuel 22:26.

MEDITACIÓN DIARIA

Creo que la fidelidad  va unida a la mayordomía en el campo cristiano, ya que quien ejerce este cargo administra fielmente los bienes que el Señor le ha dado. El que es fiel en lo poco, también lo es en lo mucho (Lucas16:10). La fidelidad es la cualidad que nos debe acompañar en donde quiera que nos desempeñemos. Es la virtud que caracteriza al buen administrador porque quiere decir que es una persona confiable, honesta y honrada. En una empresa será siempre deseada para cargos de mucha responsabilidad. La persona cristiana que ejerce bien la mayordomía será fiel con su hogar, con su trabajo, con sus amigos, con su dinero, con su tiempo, con su cuerpo y por consiguiente con el Señor. Nosotros, aquí en la tierra no somos dueños de nada; somos administradores y como tal debemos rendirle cuentas a nuestro Amo y Señor si en verdad le dijimos a Él que lo fuera.
Vale la pena revisarnos y hacer un balance objetivo de cómo estamos administrando nuestra mayordomía. Es posible que pensemos: Señor te daré cuentas de mi hogar pero no de mi dinero; o quizá le digas que de tu dinero pero no de tu cuerpo. Esforcémonos por ser fieles administradores para que podamos entregarle aumentado lo dado, como en la parábola de los talentos a los dos siervos que multiplicaron lo recibido (Mateo 25:14-30).

Amado Jesús: Gracias por tu Palabra. En verdad, cada día nos enseñas más sobre lo que Tú deseas de nosotros. Gracias por hacernos caer en cuenta que aquí nada poseemos y por lo tanto debemos ser fieles siervos tuyos ejerciendo la mayordomía de todo cuanto nos has dado. Permite Señor que cuando lleguemos a tu presencia escuchemos tus palabras de: “Bien hecho, mi buen siervo fiel… ¡Ven a celebrar conmigo!”

Un abrazo y bendiciones. 

jueves, 20 de abril de 2017

Hablar con denuedo a tiempo y a destiempo

Rescata a los que van rumbo a la muerte; detén a los que a tumbos avanzan al suplicio. 
Proverbios 24:11.

Lectura: Proverbios 24:1-22.  Versículo del día: Proverbios 24:11.

MEDITACIÓN DIARIA

No es cualquier exhortación la demandada en esta Escritura. Si seguimos leyendo, el versículo que sigue nos lo comprueba: “Pues aunque digas, ‘Yo no lo sabía’, ¿no habrá de darse cuenta el que pesa los corazones? ¿No habrá de saberlo el que vigila tu vida? ¡Él le paga a cada uno según sus acciones!” (v. 12). En una ocasión escuché a un hombre cristiano contar que había viajado con una niña de la farándula a su lado en un avión y que quería hablarle del Señor pero desechó la idea creyendo que ella lo rechazaría. Cuál no sería su sorpresa cuando se enteró por las noticias que esta mujer se había suicidado tan pronto como llegó de ese viaje. Lloró, y le clamó al Señor pidiéndole perdón por no haber roto esa barrera y haber sido capaz de llevarla a los pies de Cristo. Lógico, era difícil saber que iba derecho a la muerte, pero muchos casos como este pueden estar sucediendo a nuestro alrededor y nos corresponde por eso hablar con denuedo a tiempo y a destiempo; a horas y a deshoras.
Pido al Señor, que los versículos 11 y 12 de la lectura, nos motiven para ponernos los zapatos del Evangelio e ir a dar las Buenas Nuevas a tantos errantes y solitarios que van por el mundo. Soledad que no llena ni el poder, ni la riqueza ni la fama; Recordemos las palabras de Blaise Pascal: “En el corazón de todo hombre existe un vacío que tiene la forma de Dios. Este vacío no puede ser llenado por ninguna cosa creada. Él puede ser llenado únicamente por Dios, hecho conocido mediante Cristo Jesús”.

Amado Jesús: Nos dirigimos a Ti para pedirte perdón por el sin número de veces que hemos callado y no hemos tenido el valor de dar tu mensaje. En verdad el remordimiento nos ahoga y recurrimos a tu inmensa bondad y misericordia para volver a tener paz. Tu Palabra dice que si confesamos nuestro pecado, Tú nos perdonarás y limpiaras de toda maldad. Gracias buen Señor por perdonarnos. Pon en cada uno, el querer como el hacer y no permitas que desaprovechemos las oportunidades que se nos presentan para dar testimonio de quien Eres y lo que viniste a hacer por el mundo pecador. En tu Nombre Jesús. Amén.

Un abrazo y bendiciones.

miércoles, 19 de abril de 2017

Atar en el corazón la verdad para combatir la mentira

Líbrame de mentirme a mí mismo; dame el privilegio de conocer tus enseñanzas. 
Salmo 119:29 (NTV).

Lectura: Salmo 119:25-32.  Versículo del día: Salmo 119:29.

MEDITACIÓN DIARIA

Las personas mentirosas se creen ellas mismas sus mentiras. Bien le pide a Dios el Salmista que lo libre de las mentiras, porque las mentiras pueden fácilmente atrapar a una persona. Por defender la primera, sigue la segunda y así sucesivamente, hasta que el rollo se rompe y se desata. Nadie se hace más daño que el mismo que miente y con mayor razón si es haciendo alarde de su vida. En otras versiones dice: “Aparta de mí el camino de la mentira” y así es: el camino de mentira está guiado por su padre el diablo y el camino de Dios está centrado en la verdad que es Jesucristo.
Ahora, se escucha mucho el: ‘era una mentirilla piadosa’. No hay tal. La mentira es mentira sea grande o sea pequeña; sea maquillada con hipocresía, con excusas o con medias mentiras. No mentir es un mandato directo de Dios dado en las tablas de la ley a Moisés (Éxodo 20:16), y por consiguiente hay que obedecerlo como todos los demás. Si no está bien vista la mentira en el mundo con mayor razón en el pueblo cristiano que se supone obedece al Señor. Mentir implica un engaño intencionado y consciente dice el Diccionario de Wikipedia.
Aprendamos a decir la verdad, cueste lo que nos cueste. Que nuestro decir sea sí o no con toda sinceridad, para no caer en este pecado tan común y engañador. Busquemos llenarnos de su Palabra y conocerla para evitar la mentira. “Por lo tanto, dejando la mentira, hable cada uno a su prójimo con la verdad, porque todos somos miembros de un mismo cuerpo” (Efesios 4:25). “Que nunca te abandonen el amor y la verdad: llévalos siempre alrededor de tu cuello y escríbelos en el libro de tu corazón” (Proverbios 3:3).

Amado Señor: Tú moriste diciendo siempre la verdad y nosotros que somos tus seguidores deseamos hacer lo mismo. No queremos caer en la trampa de Satanás y dejarnos llevar por falsos testimonios o por falsos alardes de nosotros mismos. Enséñanos a llevar la verdad en el corazón y desechar la mentira que quizá quiere hacer morada en nosotros. Gracias buen Señor por tu Palabra que es verdad indiscutible.

Un abrazo y bendiciones.

martes, 18 de abril de 2017

Tú fortaleces al cansado

De ti proceden la riqueza y el honor; tú lo gobiernas todo. En tus manos están la fuerza y el poder, y eres tú quien engrandece y fortalece a todos. 
1 Crónicas 29:12.

Lectura: 1 Crónicas 29:10-20.  Versículo del día: 1 Crónicas 29:12.

MEDITACIÓN DIARIA

David con un corazón grande y dispuesto siempre para el Señor, hace una oración en presencia de toda la asamblea antes de coronar a Salomón como rey de Israel. Ya estaba en sus últimos días y reconoce quizá por lo mismo vivido, que la fuerza y el poder están en las manos del Señor porque es Él quien se encarga de engrandecernos y fortalecernos. 
Sería mentira decir que con el paso de los años nos sentimos con la misma energía de la juventud. No; aunque no lo creamos los años sí pesan y a veces mucho. Pero gracias al Señor cada mañana se renuevan nuestras fuerzas y Él da poder al cansado. Aunque el peso sea demasiado hay que recordar que su yugo es fácil y ligera su carga. No podemos dejarnos hundir, tenemos que salir a flote con la ayuda del Señor. Él se echa al hombro nuestras cargas y además su voz nos anima a seguir adelante: “¡Sé fuerte y valiente! ¡No tengas miedo ni te desanimes! Porque el Señor tu Dios te acompañará dondequiera que vayas” (Josué 1:9). Igual Pablo en sus Cartas nos insta a ser fuertes en el Señor Jesucristo (Filipenses 4:13); y le ora al Padre para que con su gran poder tengamos nuevas fuerzas y conozcamos plenamente su voluntad (Colosenses 1:9-13).

Amado Señor: Como Pablo oró por lo colosenses, pedimos que a nosotros también nos hagas conocer tu voluntad para vivir de manera digna, agradándote en todo. Que seamos fortalecidos en todo sentido con tu glorioso poder para perseverar con paciencia en toda situación. Te damos gracias bendito Padre con alegría de corazón, por escuchar nuestra oración.

Un abrazo y bendiciones.

lunes, 17 de abril de 2017

Su resurrección: esperanza de vida a su lado

¿Por qué buscan ustedes entre los muertos al que vive? 6 No está aquí; ¡ha resucitado! Lucas 24:5b-6.

Lectura: Lucas 24:1-12.  Versículos del día: Lucas 24:5b-6.

MEDITACIÓN DIARIA

Palabras de los ángeles a las mujeres que fueron a visitar el sepulcro y se encontraron con su tumba vacía. Ellas al regresar dieron estas buenas noticias a los once, y aunque su Maestro les había dicho que resucitaría al tercer día, no creyeron a las mujeres (v. 9-11); unos fueron personalmente a comprobarlo y los demás al verlo cuando el Señor se les presentó; “dichosos los que no han visto y sin embargo creen” (Juan 20:29). Así, llana y sencillamente tenemos que proclamar: ¡El Señor Jesús resucitó de entre los muertos! ¡Gloria a Dios! Quizá el milagro más grande del cristianismo sea este.  
El apóstol Pablo lo manifiesta en su Carta a los Corintios de esta manera: “Porque ante todo les transmití a ustedes lo que yo mismo recibí: que Cristo murió por nuestros pecados según las Escrituras, que fue sepultado, que resucitó al tercer día según las Escrituras” (1 Corintios 15:3-4). Esto es exactamente el mensaje de salvación que a través de los siglos se sigue trasmitiendo: creer en Jesucristo, el Hijo de Dios encarnado, padecido, muerto, crucificado y resucitado. He pensado ¿cuál milagro es más preeminente: su encarnación por obra y gracia del Espíritu Santo o su resurrección de entre los muertos? Definitivamente ambos iguales de importantes y ambos misterios de difícil comprensión para nosotros los mortales.
Lo triste de todo es que se habla una y otra vez del tema y con mayor énfasis en los tiempos donde conmemoramos cada uno, y ya se volvió como tarea rutinaria leerlo y quizá entenderlo  con nuestra mente pero no con el corazón. La verdad de su resurrección fue tan evidente que nadie de esa época pudo refutarla. Si continuamos leyendo la Escritura de la Carta a los Corintios vemos que Pablo nos afirma lo siguiente: “Y si Cristo no resucitó, esta buena noticia que anunciamos no sirve para nada, y de nada sirve tampoco que ustedes crean en Cristo” (1 Corintios 15:14 Traducción Lenguaje Actual –TLA-), (Lo trascribí en esta versión para hacerlo más entendible). Creer en la resurrección de Jesús es muy importante. El Señor Jesús no se quedó en un madero crucificado; su tumba está vacía. Él fue levantado de entre los muertos y vive para siempre dejándonos la bendita esperanza de sus palabras a Marta la hermana de Lázaro: “Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí vivirá, aunque muera” (Juan 11:25).
¿Lo crees en tu corazón? Entonces confiésalo con tu boca (Romanos 10:8-10).

Señor Jesucristo: Yo confieso con mi boca y creo en mi corazón que eres el Hijo de Dios, muerto por mis pecados y levantado de entre los muertos por Dios para darme vida eterna a tu lado. Te acepto como mi Señor y Salvador personal y te doy gracias por perdonar mis pecados y por venir a morar conmigo. En tu Nombre Jesús, amén.

Un abrazo y bendiciones.

sábado, 15 de abril de 2017

La puerta del Lugar Santísimo se abre para ti

En ese momento la cortina del santuario del templo se rasgó en dos, de arriba abajo. La tierra tembló y se partieron las rocas. Mateo 27:51.

Lectura: Mateo 21:45-56.  Versículo del día: Mateo 27:51.

MEDITACIÓN DIARIA

La muerte de nuestro Señor estuvo rodeada de hechos muy significativos y milagrosos: la cortina del templo se rasgó en dos; hubo un terremoto y se partieron las rocas; se abrieron los sepulcros y muchos resucitaron. Con razón el Centurión y los que estaban custodiando a Jesús exclamaron: “¡Verdaderamente este era el Hijo de Dios!” (v. 54).
¿Pero qué significa que el velo del templo se haya rasgado? En el templo judío el velo separaba el Lugar Santo donde podían estar los hombres, del Lugar Santísimo donde solamente entraba el sumo sacerdote. Con la muerte de Jesús se rasga el velo de arriba abajo abriendo las puertas de par en par hacia el Lugar Santísimo, tanto para judíos como para gentiles.  Ya no había necesidad de un santuario interior donde entraría el sacerdote a sacrificar un cordero para  hacer expiación por el pecado. Dios Padre ya ofreció a su Cordero especial que quita el pecado del mundo, una vez y para siempre. “Así que, hermanos, mediante la sangre de Jesús, tenemos plena libertad para entrar en el Lugar Santísimo, por el camino nuevo y vivo que él nos ha abierto a través de la cortina, es decir, a través de su cuerpo”. (Hebreos 10:19-20). Esto significa que con la muerte del Señor Jesucristo no necesitamos de ningún intermediario. Al rasgarse el velo del templo, ya tenemos acceso directo con Dios Padre si reconocemos a Jesús como el Cordero inmolado.
Cristo Jesús es el Camino directo (Juan 14:6); Él vino a ofrecer su vida por ti y está esperando que aceptes su sacrificio en la cruz del Calvario. No desprecies la rasgadura del velo: es la puerta que se te abre para ir al Padre y tener la salvación. Mi oración es porque todos los acontecimientos que sucedieron con su muerte, puedan hacerte exclamar también: ¡Verdaderamente eres el Hijo de Dios! ¡La puerta del Lugar Santísimo se abre para ti! Te invito a seguir; podemos orar así:

Señor Jesucristo: hoy reconozco que eres el Hijo de Dios venido al mundo a morir por mis pecados y transgresiones. Decido recibirte en mi corazón como mi Señor y Salvador. Hazme la persona que deseas que yo sea. Gracias por perdonarme y limpiarme y por la comunión directa con el Padre a través tuyo.

Un abrazo y bendiciones.

viernes, 14 de abril de 2017

¡Eres el Rey digno de recibir toda honra y gloria!

Luego trenzaron una corona de espinas y se la colocaron en la cabeza, y en la mano derecha le pusieron una caña. Arrodillándose delante de él, se burlaban diciendo: ¡Salve, rey de los judíos! Mateo 27:29.

Lectura: Mateo 27:27-31.  Versículo del día: Mateo 27:29.

No solamente nuestro amado Señor pasó dolores, también sufrió el sarcasmo, las humillaciones y la burla. Despreciado y desechado entre los hombres siendo el Creador de todo cuanto fue hecho (Juan 1:3); el Príncipe de paz ahora era motivo de escarnio entre los soldados romanos. Lo menospreciaron hasta incluso avergonzarlo sin ropas para ponerle un manto escarlata y colocarle en su mano derecha una caña para incluso escupirle y golpearle la cabeza (v.30). Pasó de estar en íntima comunión con el Padre (Juan 1:18), a el nivel más bajo de humillación con tal de levantarnos a nosotros. Todo nuestro cuerpo sumido en el pecado, necesitaba que todo el suyo fuera lacerado. Ante la caída del hombre, la tierra fue maldita y produciría cardos y espinas. Cristo se hizo maldición por nosotros y en esas espinas empezaba a llevar la redención al mundo. Era el Rey de toda creación, no solamente el Rey de los judíos coronado con espinos y una caña como cetro. Tal vez ni siquiera se imaginaban los soldados que este Jesús era el Rey soberano y la máxima autoridad entre las naciones. Estaban ciegos; solo clamaban y veían como Rey a Herodes y reconocían autoridad en Pilatos.
No fue en vano este padecimiento de nuestro buen Jesús. Ahora, gracias a su desbordante sufrimiento, tú y yo podemos acercarnos al Padre Celestial. ¡Por favor, no desprecies su obra redentora! Yo, hoy hace ya muchos años decidí abrirle mi corazón y recibirlo en mi vida como Señor y Salvador. Te aseguro que si lo haces, jamás te arrepentirás.

Mi Señor Jesús: Esos soldados romanos burlonamente te reconocieron como rey coronándote con espinas y dándote una caña como cetro sin saber que por Ti, todo el que llegue a tus pies también podrá exaltarte como el Rey de reyes que eres. Gracias buen Señor porque tanto menosprecio y escarnio recibido, lo soportaste para ahora darnos paso a la gloria futura Contigo en la eternidad y tener parte con los que te aclaman con todas sus fuerzas cantando: “¡Digno es el Cordero, que ha sido sacrificado, de recibir el poder, la riqueza y la sabiduría, la fortaleza y la honra, la gloria y la alabanza!”

Un abrazo y bendiciones.

jueves, 13 de abril de 2017

Tú y yo, la causa de su sudor con sangre

Pero, como estaba angustiado, se puso a orar con más fervor, y su sudor era como gotas de sangre que caían a tierra. 
Lucas 22:44.

Lectura: Lucas 22:39-46.  Versículo del día: Lucas 22:44.

MEDITACIÓN DIARIA

El Señor terminó de comer la Pascua y de celebrar la Cena con sus discípulos y se dirigió al Monte de los Olivos, en el huerto de Getsemaní. “Entonces se separó de ellos a una buena distancia, se arrodilló y empezó a orar: Padre, si quieres, no me hagas beber este trago amargo; pero no se cumpla mi voluntad, sino la tuya”  (vv. 41-42). ¡Un trago bien amargo!
Todo lo que nuestro buen Señor tuvo que soportar y eso que todavía no había llegado al sufrimiento peor. Pero su corazón se sentía abatido, triste y solo. Sus discípulos no pudieron acompañarlo a orar y se durmieron mientras Él chorreaba goterones de sudor con sangre. ¡Qué inmenso dolor mi Señor! Según criterios médicos, esto se puede producir cuando hay muchísimo terror. Ahí nos muestra el Señor su parte humana. Él que había consolado a tantos, ahora, en medio de la noche, su alma presa por la angustia lleva el peso de toda la humanidad goteando por su cuerpo. “Nuestro pecado los transformó en el foco de su aflicción, en el centro de su dolor” como lo afirmó Charles Spurgeon en su Sermón No. 1199.
No creamos que el Señor estaba angustiado porque sabía por lo que iba a padecer; no. Su angustia dependía más de lo que nos dejó proféticamente Isaías: “hombre de dolores, conocedor del dolor más profundo…Sin embargo, fueron nuestras debilidades las que él cargó; fueron nuestros dolores los que lo agobiaron”; “el Señor puso sobre él los pecados de todos nosotros. (Isaías 53:3-4 y 6 NTV). El peso de toda nuestra iniquidad fue lo que ocasionó su tremenda agonía. Nuestro Señor en ese huerto nos hace ver lo sucio del pecado que mora en nosotros y con mayor razón entendemos su obra expiatoria de redención. Vayamos y enseñémosle a otros lo que significó su agonía para que no pasen por alto su sangre derramada. “Piensen, pues, cuánto mayor será el castigo para quienes han pisoteado al Hijo de Dios y han considerado la sangre del pacto —la cual nos hizo santos— como si fuera algo vulgar e inmundo, y han insultado y despreciado al Espíritu Santo que nos trae la misericordia de Dios” (Hebreos 10:29 NTV).

Amado Jesús: Solamente al estudiar tu Palabra se puede entender el gran misterio de tu sufrimiento. Mi corazón se quebranta al comprender todo tu dolor por llevar encima mi pecado. ¡Cuánto amor Señor sin merecerlo! ¡Cuánto dolor soportado expresamente por mí! Quisiera haber estado a tu lado en ese momento; ¡pero mísera de mí, si creo que hubiera sido diferente! En tus discípulos que te abandonaron y entre Judas que te traicionó como en los que te crucificaron, también estaba yo. Solo me queda agradecerte y pedirte que me enseñes a proclamar tu mensaje de salvación a los perdidos para que también puedan llegar hasta Getsemaní y se apropien del dolor tuyo cargando con lo suyo, y allí te encuentren en medio de tu sudor y tu agonía. ¡Gracias, muchas gracias bendito Señor! ¡Te amo mi Señor!

Un abrazo y bendiciones.

miércoles, 12 de abril de 2017

Hay que tomar la Cena con suma reverencia

También tomó pan y, después de dar gracias, lo partió, se lo dio a ellos y dijo: ―Este pan es mi cuerpo, entregado por ustedes; hagan esto en memoria de mí. De la misma manera tomó la copa después de la cena, y dijo: ―Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que es derramada por ustedes. 
Lucas 22:19-20.

Lectura: Lucas 22:7-30.  Versículos del día: Lucas 22:19-20

MEDITACIÓN DIARIA

¡Cuán importante es la Cena del Señor! En muchas Iglesias cristianas siempre en el culto se sirve la Cena; en otras lo hacen periódicamente sea cada quince o treinta días. Lo importante no es eso; es entender cada fiel el significado tan grande que tiene tomarla. Esta Cena es la celebración con la que honramos la memoria del Señor Jesús. El pan simboliza su cuerpo entregado por nosotros y la copa, el símbolo de un nuevo pacto en su sangre derramada por el perdón de los pecados. “Por medio de este símbolo, Dios expresa la dádiva de la salvación, sellada y pagada por el derramamiento de la sangre de Jesús” (Nota de estudio tomada de la Santa Biblia NVI, 1999 por la Sociedad Bíblica Internacional). La Cena del Señor debe tomarse con gran reverencia, recordando de verdad este acontecimiento. Además, la Cena manifiesta nuestra sólida esperanza de que el Señor regresará (Nota de estudio tomada de la Santa Biblia NVI, 1999 por la Sociedad Bíblica Internacional, 1 Corintios 11:25).
Si alguno se siente impedido para tomarla por algún motivo, debe no hacerlo. “Por lo tanto, cualquiera que coma el pan o beba de la copa del Señor de manera indigna será culpable de pecar contra el cuerpo y la sangre del Señor. Así que cada uno debe examinarse a sí mismo antes de comer el pan y beber de la copa” (1 Corintios 11:27-28). Es tan delicado no hacerlo que miremos lo que nos dicen los versículos siguientes: “Porque el que come y bebe sin discernir el cuerpo come y bebe su propia condena. Por eso hay entre ustedes muchos débiles y enfermos, e incluso varios han muerto” (1 Corintios 11:29-30). Hay que aclarar que esta condena no se refiere a la condena eterna; más bien serían las consecuencias del castigo de Dios, o en otras palabras de su disciplina obrando en nuestras vidas. Con la ayuda del Espíritu Santo que nos redarguye de todo pecado, examinémonos antes de recibir la Cena del Señor.

Amado Dios: Gracias por permitirnos celebrar la Cena del Señor, con la que nos regocijamos al recordar el acto sublime que hiciste por nosotros dándonos a tu Hijo Jesús quien entregó su cuerpo y sangre para remisión de la humanidad. Gracias también porque al tomarla nuestra fe se acrecienta con la bendita esperanza de su regreso. ¡Ven pronto Señor Jesús!

Un abrazo y bendiciones.

martes, 11 de abril de 2017

También te hemos negado

―Aunque todos te abandonen —declaró Pedro—, yo jamás lo haré. 
Mateo 26:33.

Lectura: Mateo 26:31-35.  Versículo del día: Mateo 26:33.

MEDITACIÓN DIARIA

Es muy fácil ser ligeros para hablar y decir lo que será difícil de cumplir. En esto debemos ser cuidadosos porque es igual que hacer un voto al Señor para luego echarnos para atrás. Pedro no midió sus palabras. Considero que creyó muy fácil estar al lado de su Maestro y cuando se enfrentó a la realidad toda su disposición se cayó.
Nosotros seguramente somos parecidos a Pedro; quizá lo criticamos pero también negamos al Señor y no por enfrentarnos directamente a sus asesinos; por cosas más pequeñas e insignificantes, en muchas ocasiones, estamos no reconociendo a nuestro Salvador.
Reflexionemos en este tiempo e indaguemos en todo aquello que estemos haciendo mal y que por esta causa el Nombre de Jesús esté en entredicho. Preguntémonos, ¿amamos a Dios por encima de todas las cosas? ¿Compartimos su mensaje? ¿Leemos su Palabra? ¿Nos incomoda que sepan que somos cristianos? Respecto al prójimo: ¿Perdonamos? ¿Criticamos? ¿Los apoyamos espiritual y materialmente? ¿Los amamos como el Señor nos manda? Hay muchas maneras de negar al Señor. Si nuestro testimonio no es un fiel reflejo de lo que decimos que somos, estamos negándolo abiertamente.

Amado Señor: Te pedimos perdón por las veces que de un modo u otro te hemos negado. Enséñanos a hacer tu voluntad y a no pecar contra Ti. Danos denuedo para ser fieles testigos que anunciemos las Buenas Nuevas de salvación y muchos de los que te reprochan o vituperan te conozcan como el Dios bueno que eres. Gracias por tu Palabra bendito Señor.

Un abrazo y bendiciones.

lunes, 10 de abril de 2017

¡Hosanna en las alturas!

Había mucha gente que tendía sus mantos sobre el camino; otros cortaban ramas de los árboles y las esparcían en el camino. Tanto la gente que iba delante de él como la que iba detrás gritaba: ¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas! 
Mateo 21:8-9.

Lectura: Mateo 21: 1-11.  Versículos del día: Mateo 21:8-9.

MEDITACIÓN DIARIA

El Señor se paseó por las calles de Jerusalén en un burrito aprovechando la admiración de la gente para se cumpliera lo dicho por el profeta Zacarías (v. 5), y así darse a conocer como el  Rey que era; solamente que por ahora solo vendría como el Mesías sufriente no reinante. ¿Cómo no lo iban a aclamar si habían sido testigos presenciales de sanaciones, de multiplicación de panes y peces, y de la resurrección de Lázaro? Más ellos que esperaban un rey que los liberara del poder y de la tiranía de los romanos, no entendieron que el Señor primero les liberaría de la esclavitud del pecado. Esta muchedumbre que le tendió una alfombra de palmas para que cabalgara por las calles de la ciudad y que se conmovió con su entrada a Jerusalén (v. 10 en la lectura), fue la misma que a gritos y con rabia pedían su crucifixión más adelante.
Como costumbre por esta época se llevan palmas a las iglesias pero tristemente las personas ni saben el significado de lo que conmemoran. Están encasillados en un Dios que siguen por tradición más no por convicción. Todos, sin excepción tenemos que tenderle al Señor las palmas abiertas de nuestro corazón para que podamos comprender su grandeza como Rey y Señor de nuestras vidas.  El Señor comienza una profunda liberación en cada persona porque su Palabra dice: “y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres” (Juan 8:32); la Verdad que es el Señor Jesucristo (Juan 14:6). Con Él se tiene la bendita esperanza de verlo después en gloria, como el Rey de Reyes en la Jerusalén celestial.

Bendito Señor: Gracias porque eres el Rey por excelencia; el Rey que mora en nuestros corazones y no queremos traicionarte. Enséñanos a ser consistentes en la fe en Ti. Que si de verdad hoy proclamamos ¡Hosanna!, mañana no estemos defraudándote sin dar el testimonio debido. ¡Gracias por tu inmenso amor y bondad Señor! ¡Hosanna en las alturas!

Un abrazo y bendiciones.


sábado, 8 de abril de 2017

Tu presencia es un deleite

Una sola cosa le pido al Señor, y es lo único que persigo: habitar en la casa del Señor todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura del Señor y recrearme en su templo. 
Salmo 27:4.

Lectura: Salmo 27:1-14.  Versículo del día: Salmo 27:4.

MEDITACIÓN DIARIA

Hay momentos que deseamos la presencia del Señor más que cualquier otra cosa. Es que cuando buscamos su rostro y anhelamos su amor con olor fragante, los problemas se desvanecen. Infortunadamente dejamos pasar instantes íntimos que deberían ser primordiales y buscamos esa unión en los tiempos más dramáticos y angustiosos. Tengo que reconocer que esa fue mi situación: en uno de mis peores días vividos, cuando me pre-diagnosticaron el cáncer, lo busqué en medio de llantos y amargura. Me sinceré con mi Señor como nunca y a pesar de mi lamento, poco a poco fui sintiendo que su amor me cobijaba y que me rodeaba con sus brazos amorosos. Fue tan real esa presencia que ahí entendí cuánto valía un minuto en su presencia. Entonces, me reconfortó y animó tremendamente el saber que si me iba con Él, no sería un minuto ni un instante como dice la canción, sino que sería para toda la vida. “Porque en el día de la aflicción él me resguardará en su morada” (v. 5). Sí, ese día el Señor me llevó hasta su santuario para resguardarme y decirme que todo estaba bien. Él está cerca a los quebrantados de corazón (Salmo 34:18).
Ahora, si siguen llegando las dificultades, mi buen Señor permite que rememore ese día, para que recuerde que continúa estando a mi lado. ¡Qué bueno eres Señor!

Mi buen Señor: Igual que el Salmista, recurro a tu presencia. Tú me dices: ven y conversa conmigo y yo te respondo: aquí estoy Señor; Tú siempre has sido mi Ayudador.  Gracias porque eres quien conoces los corazones y sabes lo que hay en cada uno. Permite que siempre el mío esté dispuesto para alabarte, adorarte y reconocerte como mi Dios Salvador y Libertador. ¡Cuánto valoro un minuto en tu presencia!

Un abrazo y bendiciones.

jueves, 6 de abril de 2017

¡Tú Señor, Mereces lo excelente!

Pero el rey David le respondió a Ornán: ―Eso no puede ser. No tomaré lo que es tuyo para dárselo al Señor, ni le ofreceré un holocausto que nada me cueste. Te lo compraré todo por su verdadero precio. 
1 Crónicas 21:24.

Lectura: 1 Crónicas 21:1-30.  Versículo del día: 1 Crónicas 21:24.

MEDITACIÓN DIARIA

Para nada le gustó al Señor que David hubiera ordenado a los jefes a hacer un censo militar y por esta causa de su pecado el Señor mandó por tres días una peste sobre Israel y murieron setenta mil israelitas. Entonces David para reparar el daño causado y atendiendo la orden dada por Dios a través del vidente Gad, le ofrecería un holocausto en la parcela de Ornán el jebuseo. Cuando la fue a comprar, Ornán no quería cobrarle pero David no aceptó ese ofrecimiento (vv. 1-20).
Seguramente si se tratara de alguno de nosotros, diríamos: ¡qué bueno, me salió gratis! ¿Podemos engañar acaso a Dios? Muy buena lección para aprender: ¿Si le damos al Señor lo mejor que tenemos? ¿Damos con corazón alegre y sincero el diezmo y las ofrendas? ¿Proveemos al necesitado lo que vale? Estamos tan acostumbrados a dar de lo que nos sobra que ni siquiera quizá le paramos bolas a este asunto que es tan importante. Porque miremos bien lo que dice su Palabra: con la misma medida que mides, serás medido (Lucas 6:38 parafraseado). Probablemente después salimos a quejarnos o a cuestionar a Dios; pero si no actuamos como debe ser, no podemos esperar más. ¡El Señor no merece lo mejor, merece lo excelente de cada uno! Recordemos además, que quien le da al pobre le hace un préstamo al Señor. O sea, al pobre tampoco le damos lo que ya no sirve; eso no es amor: es aparentar que amamos y nada más.

Amado Dios: Gracias porque en tu infinita misericordia nos das más de lo que merecemos y sin embargo, nosotros tus hijos, no sabemos recompensar en nada ese amor tuyo. Enséñanos Señor a darte lo mejor en todo sentido sea en el área espiritual o económica. Reconocemos que eres el Dueño de cuánto poseemos, porque eres el Amo absoluto de todo cuanto existe. Enséñanos a ser buenos administradores de lo que nos has dado. Gracias por tu bondad al permitirnos disfrutar aquí en la tierra los bienes recibidos.

Un abrazo y bendiciones.

¡Adelante! Una cima nos espera

Si en el día de la aflicción te desanimas, muy limitada es tu fortaleza. 
Proverbios 24:10.

Lectura: Proverbios 24:1-10.  Versículo del día: Proverbios 24:101.

MEDITACIÓN DIARIA

El Señor nos manda a no desmayar así tengamos problemas. Es cierto que a veces estamos tan cansados que se quiere ‘tirar la toalla’. Pero en el Señor tenemos consolación, ánimo, perseverancia. Él dijo: “Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso. Carguen con mi yugo y aprendan de mí, pues yo soy apacible y humilde de corazón, y encontrarán descanso para su alma. Porque mi yugo es suave y mi carga es liviana” (Mateo 11:28-30). También tenemos una linda promesa: “Él fortalece al cansado y acrecienta las fuerzas del débil. Aun los jóvenes se cansan, se fatigan, y los muchachos tropiezan y caen; pero los que confían en el Señor renovarán sus fuerzas; volarán como las águilas: correrán y no se fatigarán, caminarán y no se cansarán” (Isaías 40:29-31).
Si nos desanimamos quiere decir que la fortaleza está cimentada en nosotros mismos y no en la Roca eterna que es nuestro Dios. Apropiémonos de su Palabra y ¡ánimo! Ni siquiera los años pueden hacer que nos veamos inútiles y cansados para proseguir la marcha. Hay una cumbre que nos espera: la del triunfo y la promesa. ¡Adelante! Muchos héroes de la Biblia no tenían los años juveniles ejerciendo sus tareas y  ministerio y Dios jamás los abandonó. Son un gran ejemplo a seguir.

Amado Señor: Gracias porque en Ti está nuestra fortaleza. Tú llevas bajo tus lomos el peso cansado de los años para renovarnos cada día y permitir que nuestras fuerzas se conviertan mejores aun que las de un joven. Volaremos tan alto como las águilas porque no sobrevolaremos solos: vas a nuestro lado hasta llegar a la cima prometida.

Un abrazo y bendiciones.