sábado, 31 de diciembre de 2016

Olvidando lo que queda atrás

Hermanos, no pienso que yo mismo lo haya logrado ya. Más bien, una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y esforzándome por alcanzar lo que está delante. 
Filipenses 3:13.

Lectura: Filipenses 3:1-21.  Versículo del día: Filipenses 3:13.
MEDITACIÓN DIARIA
Un año que termina con momentos de alegría, de tristezas, de frustraciones, de desilusiones quizá. Pero ante todo considero que hoy debemos buscar un tiempo para reflexionar sobre lo que fue nuestra vida ante Dios en estos 365 días. Si fuimos diligentes, ¡gloria a Dios! Si fuimos necios y poco hacedores de su Palabra, no nos queda más que pedir perdón y continuar. Por eso dice Pablo en la lectura: “No quiero mi propia justicia que procede de la ley, sino la que se obtiene mediante la fe en Cristo, la justicia que procede de Dios, basada en la fe” (v. 9). Gracias a Dios porque su justicia es diferente a la del mundo.
Hoy tenemos que dejar atrás este 2016 y esforzarnos por alcanzar lo que no logramos en el 2017. Al fin de cuentas nuestros propósitos como cristianos son los que nos llevarán hacia la meta (v. 14); “En todo caso, vivamos de acuerdo con lo que ya hemos alcanzado” (v. 16). Recordemos que no somos de este mundo; que nuestra vida solo es un peregrinaje aquí en la tierra y tenemos una misión que cumplir como embajadores de su reino. Por lo tanto nos corresponde pensar y ver con ojos celestiales: “nosotros somos ciudadanos del cielo, de donde anhelamos recibir al Salvador, el Señor Jesucristo” (v. 20).
Así que si fallamos en nuestros propósitos; en lo que pudo ser y no fue, no nos desanimemos, continuemos el camino; llegará el día en que: “Él transformará nuestro cuerpo miserable para que sea como su cuerpo glorioso, mediante el poder con que somete a sí mismo todas las cosas” (v. 21). Eso es lo que nos debe animar, cada día que pasa es un estar más cerca de Él.

Amado Señor: Nos presentamos delante de Ti para entregarte este año que termina. Te damos gracias por tantos favores tuyos recibidos a lo largo, pero también te pedimos perdón porque fuimos negligentes especialmente en compartir tu Palabra a los que no te conocen y tal vez también Señor, nos faltó el suficiente amor y sensibilidad para darnos a los demás como deseas que lo hagamos. Ahora enséñanos a olvidar lo que queda atrás para que en el nuevo año podamos esforzarnos y tener la mirada puesta en lo que viene. ¡Gracias buen Señor!

¡FELIZ AÑO PARA TODOS!


Abrazos y bendiciones en el 2017.

viernes, 30 de diciembre de 2016

Miremos lo que está adelante

Olviden las cosas de antaño; ya no vivan en el pasado. 
Isaías 43:18.

Lectura: Isaías 43:14-28.  Versículo del día: Isaías 43:18.

MEDITACIÓN DIARIA

Un año que se está terminando y un tiempo que no volverá. Así que lo mejor que podemos hacer es ‘borrón y cuenta nueva’. Lo de este año, ya quedará atrás. Quizá recuerdos tristes, horas alegres, momentos demasiado emotivos, otros difíciles, pero el Señor nos manda que no vivamos en el pasado y Él sabe por qué nos da esta orden. El pasado por lo general nos lleva a la nostalgia y a hacernos creer que esos tiempos fueron mejores que los de ahora y la Biblia nos dice lo siguiente: “No añores viejos tiempos; no es nada sabio” (Eclesiastés 7:10 NTV).
Creo que lo mejor que podemos hacer, es aferrarnos a la promesa que sigue: “¡Voy a hacer algo nuevo! Ya está sucediendo, ¿no se dan cuenta? Estoy abriendo un camino en el desierto, y ríos en lugares desolados” (v. 19 en la lectura). Además hay otra linda promesa en Jeremías: “Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes —afirma el Señor —, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza” (Jeremías 29:11).
Oremos y meditemos en lo que nos dice la Palabra de Dios. Dejemos atrás el pasado y enfoquémonos en lo que tenemos adelante. El Señor desea darnos un futuro lleno de satisfacción y tranquilidad con la confianza de lograr que se realice lo que deseamos. Seguro que Él está trabajando en cada uno de nosotros, para abrirnos caminos donde no los hay.

Amado Señor: Hoy queremos darte gracias por lo que fue este año 2016. Gracias porque en todo momento vimos tu mano bondadosa hacia nosotros y nunca nos dejaste abandonados. Ahora buen Señor, te agradecemos las promesas que nos tienes guardadas para el año que viene. Creemos en ellas, porque conocemos de tu lealtad. Por eso ahora descansamos en tus brazos sabiendo que ahí estaremos resguardados de todo mal y que Tú eres fiel para cumplir lo prometido. ¡Gracias Dios por tu inmensa misericordia!

Un abrazo y bendiciones.

jueves, 29 de diciembre de 2016

Enfocando la Navidad en lo que no se ve


Así que no nos fijamos en lo visible sino en lo invisible, ya que lo que se ve es pasajero, mientras que lo que no se ve es eterno. 
2 Corintios 4:18.

Lectura 2 Corintios 4:1-18.  Versículo del día: 2 Corintios 4:18.

MEDITACIÓN DIARIA

Hoy les quiero compartir sobre una exposición de Salvador Deluttri, que me gustó mucho y  tuve la oportunidad de escuchar el domingo 25 de diciembre en la tarde. Trataré de parafrasearla de la mejor manera. Él habla básicamente sobre lo que se ve y lo que no se ve en la Navidad.
El sentido de la vista es  primordial en el ser humano porque como dicen: ‘todo entra por los ojos’ (el refrán es mío). El hombre se aferra al sentido de la vista. El pesebre de Belén nos muestra una pareja pobre, que llega de la provincia, cansados, fatigados y un Niño en un establo en las mismas condiciones. Eso es lo que vemos. Los pastores vieron exactamente lo mismo, pero con la diferencia que lo miraron con otros ojos: con los ojos de lo anunciado por el ángel y ellos se fueron gozosos, alabando y glorificando a Dios (Lucas 2:20). La época de Navidad es la más alegre y esperada del año; la Nochebuena o sea el 24 por la noche es la culminación donde el pesebre, el árbol, la decoración, la cena, los regalos y las personas nos alegran. La Navidad es una fiesta muy visual y muy colorida. Dice Salvador algo muy cierto: las cosas que se ven se afectan y desaparecen con el tiempo; todas son temporales, todas se envejecen. El tiempo es despiadado, se come a las personas. Incluso las estrellas son devoradas por el tiempo e igual el sol se va desvaneciendo. Por eso Pablo afirma: “Así que no nos fijamos en lo visible sino en lo invisible, ya que lo que se ve es pasajero, mientras que lo que no se ve es eterno” (2 Corintios 4:18).
“Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve” (Hebreos 11:1). La fe nos lleva siempre más allá. Entonces, de acuerdo a cómo miremos la Navidad afectará nuestra vida. Si la miramos con fe va a impactar mucho más allá. Si solamente nos fijamos en lo visible, gozaremos del momento pero después nos quedará el vacío. Algo que me impacto fue escucharle decir que uno de los momentos más tristes del año es el 25 por la tarde o noche. La mayoría de las personas después que pasa la Navidad quedan en estado de depresión; la alegría se va y queda ese vacío porque justamente se ha puesto la mirada en las cosas que se vieron. Las personas ya han vivido todo y todo porque han vivido lo que se ve. Los pastores miraron más allá de lo que se veía y tuvieron sumo gozo. La Navidad está gritándonos, miren lo que no se ve porque si no van a tener problemas. He ahí la diferencia entre Herodes y los pastores; creo que Herodes miró con los ojos terrenales y los pastores con ojos celestiales. Vemos con miopía humana y no con ojos de fe y seguimos sin Dios, sin Cristo y sin esperanza. Hay otros que van a ver lo invisible lo que está detrás y será diferente. Las eternas son las que van a darnos esperanza. No vamos a tener tristeza, vamos a tener gozo.
Entonces hay dos maneras de ver la Navidad: enfocándonos en lo que vemos y en lo que no se ve ¿Cómo queremos ver la Navidad?

Amado Señor: En verdad no queremos salirnos de lo esencial que fue tu llegada al mundo. Enséñanos a mirar con ojos de fe todo lo que tenemos por delante con La Navidad y a dejar atrás lo frívolo y lo vano. Gracias porque tu venida al mundo es, fue y será por siempre el acontecimiento más esperado por la humanidad porque llegaste Tú a salvarnos.

Un abrazo y bendiciones.

miércoles, 28 de diciembre de 2016

Nos enfrentamos a muchos Herodes actualmente

Cuando ya se habían ido, un ángel del Señor se le apareció en sueños a José y le dijo: Levántate, toma al niño y a su madre, y huye a Egipto. Quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo. 
Mateo 2:13.

Lectura: Mateo 2:13-23.  Versículo del día: Mateo 2:13.

MEDITACIÓN DIARIA

Después de la visita de los sabios de Oriente, un ángel del Señor le advirtió a José en sueños que huyera a Egipto ya que Herodes buscaba al Niño para matarlo. Viendo Herodes que los sabios lo habían engañado, mandó matar a todos los niños menores de dos años nacidos en Belén. Así se cumplió lo dicho por el profeta Jeremías, que Raquel lloraría por sus hijos (vv. 16-18).
Ahora nos parece que el relato es un cuento de historia, pero ¿cuántos niños murieron inocentemente solo por la arrogancia de una persona? Quizá nos preguntemos por qué Dios permitió esta matanza tan vil y la respuesta para mí, no es Dios; es el hombre que en su libre albedrío escoge hacer el mal en vez de hacer el bien. Son una mezcla de envidia, altivez y  poder que se desata en políticos dictando leyes que van en contra de lo establecido por Dios. Si nos aterra este pasaje de la Biblia volteemos los ojos a nuestra cruda realidad presente: los políticos de ahora también quieren darse el lujo de demostrar su poder implantando leyes como el aborto que en últimas matan más inocentes de los que este cruel rey mandó asesinar.
Nuevamente, desde aquí en mi devocional alzo mi voz para que unánimes los cristianos siempre nos levantemos a defender el derecho a la vida que tienen los bebés aun desde el vientre de su madre. No podemos ni medianamente ser complacientes con este flagelo aduciendo que apenas eran dos o tres meses de gestación. Son simplemente vidas desde el mismo momento de la concepción. Dice el Salmista algo que debería impresionarnos: “Tú creaste las delicadas partes internas de mi cuerpo y me entretejiste en el vientre de mi madre. ¡Gracias por hacerme tan maravillosamente complejo! Tu fino trabajo es maravilloso, lo sé muy bien. Tú me observabas mientras iba cobrando forma en secreto, mientras se entretejían mis partes en la oscuridad de la matriz” (Salmo 139:13-15 NTV). ¿Quiénes somos nosotros para cortar así como así a un ser con vida? Estamos pasando por encima de nuestro Creador y de eso tendremos que dar cuenta al igual que aquel rey malévolo de la lectura. Son muchos ‘Herodes’ con los que nos enfrentamos a diario; no nos hagamos partícipes de su pecado.

Amado Dios: Si los niños son inocentes e indefensos, cuánto más un bebito en gestación. Enséñanos a amar a los niños que han nacido y a los que todavía no han visto la luz del día. Danos valentía y denuedo para sentar nuestra posición como cristianos y frenar la matanza indiscriminada de bebés. Oramos por nuestros políticos y todos los que tienen cargos de preeminencia para que Tú toques sus corazones y les permita reconocerte como el Dador de la vida y el Único y Soberano Señor. ¡Gracias buen Dios!

Un abrazo y bendiciones-

martes, 27 de diciembre de 2016

Adoremos al Rey, Dios y hombre que es Jesús

Cuando llegaron a la casa, vieron al niño con María, su madre; y postrándose lo adoraron. Abrieron sus cofres y le presentaron como regalos oro, incienso y mirra. Mateo 2:11.

Lectura: Mateo 2:1-12.  Versículo del día: Mateo 2:11.

MEDITACIÓN DIARIA

Estos sabios de Oriente conocidos también como reyes magos estaban pendientes de las estrellas, siendo entendidos por algunos como astrólogos y por otros como astrónomos. Ellos comprendieron el significado del acontecimiento y por eso fueron a buscarle. No les importó pasar desiertos, ir sedientos, agobiados y cansados con tal de llegar a conocer al rey de los judíos: “¿Dónde está el que ha nacido rey de los judíos? —preguntaron—. Vimos levantarse su estrella y hemos venido a adorarlo” (v. 2). Los sabios de Oriente le presentaron al Niño Jesús oro, incienso y mirra. Con el oro, lo reconocieron como Rey; con el incienso como Dios y con la mirra como hombre. Según se dice, el oro representa la realeza, el incienso el sacerdocio y la mirra el sufrimiento. La realeza: “En su manto y sobre el muslo lleva escrito este nombre: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES” (Apocalipsis 19:16). El sacerdocio: “Por lo tanto, ya que en Jesús, el Hijo de Dios, tenemos un gran sumo sacerdote que ha atravesado los cielos, aferrémonos a la fe que profesamos” (Hebreos 4:14). Y el sufrimiento: “Él fue traspasado por nuestras rebeliones, y molido por nuestras iniquidades; sobre él recayó el castigo, precio de nuestra paz, y gracias a sus heridas fuimos sanados (Isaías 53:5).
Todos nosotros también hemos ido en busca de Aquel Niño que es Rey, Dios y hombre. Quizá también para encontrarlo hemos atravesado desiertos áridos; hemos caído a sus pies rendidos y sin fuerzas con el ánimo de entregarle tal vez lo único que poseemos: nuestro corazón. Entonces caminemos a su lado y adorémosle como lo que es: Jesucristo el Rey, verdadero Dios y verdadero hombre.

Amado Señor: Que el caminar Contigo nos recuerde siempre que vamos al lado del Rey, del Sacerdote y del hombre que eres. Que sepamos darte la exaltación que mereces como el Gran Rey de reyes; como el Sumo Sacerdote y como el Mesías sufriente quien viniste a pagar por todas nuestras transgresiones. Te entregamos nuestra vida, es el regalo que te podemos ofrecer para que la tomes y moldees de acuerdo a tu infinita sabiduría. Gracias buen Jesús.

Un abrazo y bendiciones.

lunes, 26 de diciembre de 2016

Luz que hay que propagar

Porque han visto mis ojos tu salvación, que has preparado a la vista de todos los pueblos: luz que ilumina a las naciones y gloria de tu pueblo Israel. 
Lucas 2:30-32.

Lectura: Lucas 2:21-45.  Versículos del día: Lucas 2:30-32.

MEDITACIÓN DIARIA

Simeón era un hombre justo y devoto y esperaba ansioso la venida del Mesías. El Espíritu Santo le había revelado que no moriría sin antes haber visto a Cristo, el Señor, y fue al templo a esperarlo sabiendo que sus padres lo llevarían para cumplir con lo establecido en la ley (vv. 22-27). Cuando llevaron al Niño para presentarlo, este hombre estaba allí. Ahora sí podía morir tranquilo; sus ojos vieron al Salvador del mundo y dice que  Jesús es la luz que ilumina a las naciones.
Jesús corroboró estas palabras acerca de Él: “Yo soy la luz del mundo” (Juan 8:12a). Y todos decimos saber que es la Luz del mundo; sin embargo poca atención le ponemos a esa Luz que emana rayos luminosos. Se nos olvida además, que este mismo Jesús también pronunció lo siguiente: “Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad en lo alto de una colina no puede esconderse. Ni se enciende una lámpara para cubrirla con un cajón. Por el contrario, se pone en la repisa para que alumbre a todos los que están en la casa. Hagan brillar su luz delante de todos” (Mateo 5:14-15).
Nosotros los cristianos podemos morir tranquilos igual que Simeón, porque también nuestros ojos han visto la salvación. Pero de las otras palabras que el Señor pronunció en el Sermón del monte, ¿qué vamos a decir? ¿Si estamos haciendo brillar nuestra luz delante de todos? Es una responsabilidad que no podemos evadir. El Señor no dijo: ‘si quieren’ o ‘pueden’; dio una orden en imperativo: “Hagan brillar su luz delante de todos”. Admiro a los Testigos de Jehová por el frenesí con el que predican sobre su fe y me pregunto el porqué no tenemos ese denuedo para compartir de nuestro Salvador. ¿Cuál será el ingrediente que nos falta? ¿Fe, perseverancia, diligencia, humildad, amor?
Se está acabando el 2016. Creo que sería una bonita oportunidad para comprometernos con el Señor para el año 2017 a evangelizar y ser luz en medio de tantos que no le conocen o que dicen conocerlo pero no es así.

Amado Señor: Muchas gracias te damos porque reconocemos que has venido a traernos paz. Has venido a reconciliarnos con Dios Padre y llenarnos de gozo. Jesús, que este regalo maravilloso no se quede solamente para nosotros; permítenos llevar esa luz que eres Tú, por donde quiera que caminemos para cumplir con tu mandato. ¡Danos denuedo Señor!

Un abrazo y bendiciones.

sábado, 24 de diciembre de 2016

En tu cumpleaños, te regalo mi corazón


Pero el ángel les dijo: No tengan miedo. Miren que les traigo buenas noticias que serán motivo de mucha alegría para todo el pueblo. Hoy les ha nacido en la ciudad de David un Salvador, que es Cristo el Señor. 
Lucas 2:10-11.

Lectura: Lucas 2:8-20.  Versículos del día: Lucas 2:10-11.

MEDITACIÓN DIARIA

“Esto les servirá de señal: Encontrarán a un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre” (v. 12). ¡Buenas noticias! Sí; esa es la Navidad. Noticias que nos llenan de alegría: Hoy celebramos el cumpleaños del Señor Jesús. Y como en todos los cumpleaños hay fiesta, ponqué y platos para degustar. Pero tú, ¿qué le vas a regalar a Jesús?
Pareciera que son los demás los que están de cumpleaños, pues quien debería ser el primer invitado es al que menos honramos. Quizá ni siquiera aparece en los planes de muchos. ¿Y sabes? Él si quiere un regalo de tu parte: quiere tu corazón.
Esta noche, te invito a que por un momento te olvides de los pitos, sirenas, regalos y cenas, y tú a solas con el Niñito que es el Salvador del mundo, tengas un encuentro personal con Él. No te va a quitar mucho tiempo; puedes hablar con Jesús de tú a tú. Siempre está dispuesto a escucharnos y más hoy que es su cumpleaños. Siendo el Rey de reyes y el Señor de señores, nació en un humilde pesebre; hoy déjalo nacer en el pesebre de tu corazón y alaba con los ángeles del cielo a Dios por ese regalo maravilloso: “Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz a los que gozan de su buena voluntad” (v. 14).

Amado Jesús: Quiero celebrar contigo tu cumpleaños. No tengo nada para darte, pero te ofrezco mi corazón para que vengas a nacer ahí. ¡Te necesito buen Jesús! Toma mi vida, te la entrego para que hagas de mí la persona que deseas que yo sea. Amén.

Un abrazo y Feliz Navidad.

viernes, 23 de diciembre de 2016

Cristo, el puente para cruzar de la muerte a la vida

Pero la transgresión de Adán no puede compararse con la gracia de Dios. Pues si por la transgresión de un solo hombre murieron todos, ¡cuánto más el don que vino por la gracia de un solo hombre, Jesucristo, abundó para todos! 
Romanos 5:15.

Lectura: Romanos 5:1-21.  Versículo del día: Romanos 5:15.

MEDITACIÓN DIARIA

Por el pecado de un hombre entró la muerte al mundo. Por la transgresión de un solo hombre murieron todos, pero “¡cuánto más el don que vino por la gracia de un solo hombre, Jesucristo, abundó para todos!”. Así es: en Adán todos hemos pecado y todos estamos separados de Dios, hasta que Él en su infinita misericordia y amor, aun sabiendo cuan pecadores somos, nos envió a su Hijo Jesús al mundo (v. 8); con el fin de todo el que crea en Él, tenga vida eterna (Juan 3:16). “si por la transgresión de un solo hombre reinó la muerte, con mayor razón los que reciben en abundancia la gracia y el don de la justicia reinarán en vida por medio de un solo hombre, Jesucristo” (v. 17 en la lectura). Jesucristo es el puente que permite pasar de la muerte a la vida; de la condenación a la salvación.
Como conclusión: el pecado, la transgresión y la muerte vinieron por causa de Adán. Sin embargo, la gracia y la vida eterna vinieron por causa de Cristo. No en vano vino Jesús al mundo hace dos mil años. Lo que estamos celebrando es la culminación de la promesa de un Salvador para la humanidad. Un Salvador: Cristo el Señor, nació en un humilde pesebre por ti y por mí. Él ahora quiere darte vida eterna. No dejes pasar esta oportunidad; deja que la Navidad también entre a formar parte de ti permitiendo a Jesús nacer en el pesebre de tu corazón.
Te sugiero que oremos así:

Amado Jesús: No soy digno de que vengas a mi casa pero hoy entiendo lo que viniste a hacer por mí y decido aceptar la gracia de una vida nueva Contigo; te recibo como Señor y Salvador en mi corazón. Perdona mis pecados y hazme la persona que deseas que yo sea. Te doy gracias porque perdonaste todos mis pecados y porque desde ya, me haces partícipe de la vida eterna a tu lado. ¡Te amo buen Jesús!

Un abrazo y bendiciones.

jueves, 22 de diciembre de 2016

Las profecías se cumplen y se seguirán cumpliendo

Por eso, el Señor mismo les dará una señal: La joven concebirá y dará a luz un hijo, y lo llamará Emanuel.
 Isaías 7:14.

Lectura: Isaías 7:10-25.  Versículo del día: Isaías 7:14.

MEDITACIÓN DIARIA

Tanto Isaías como Miqueas, profetizaron sobre el nacimiento del Mesías. Alrededor de 700 años antes de su nacimiento Isaías predijo que una joven lo concebiría y le pondría el nombre de Emanuel. Se corrobora en el NT: “Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había dicho por medio del profeta: La virgen concebirá y dará a luz un hijo, y lo llamarán Emanuel (que significa Dios con nosotros)” (Mateo 1:22-23).
También dijo Isaías: “Porque nos ha nacido un niño, se nos ha concedido un hijo; la soberanía reposará sobre sus hombros, y se le darán estos nombres: Consejero admirable, Dios fuerte,     Padre eterno, Príncipe de paz” (Isaías 9:6).
María y José se encontraban en Nazaret de Galilea, y Dios moviendo sus fichas soberanas, hace que Augusto César, emperador de Roma levante un censo, donde cada quien tiene que ir a su ciudad de origen a inscribirse y como José era descendiente de David y oriundo de Belén, subió para registrarse junto con María su esposa. Estando allí, llegó el momento de María para dar a luz (Lucas 2:1-7). Todo guiado estrictamente por la mano de Dios para que se cumpliera lo escrito por Miqueas: “Pero de ti, Belén Efrata, pequeña entre los clanes de Judá, saldrá el que gobernará a Israel; sus orígenes se remontan hasta la antigüedad, hasta tiempos inmemoriales”. Miqueas 7:2. Igualmente profetizado unos setecientos años antes del suceso.
Estas profecías descritas en el Antiguo Testamento y cumplidas en el Nuevo, nos corroboran más la exactitud de la Biblia como Palabra de Dios y nos dan la certeza de que el Señor Jesús volverá por segunda vez, ya no como el Mesías sufriente sino como el Mesías reinante; también profetizado que lo hará al final de los tiempos.
La Navidad nos confronta con las predicciones que vendrán. Con el nacimiento del Señor Jesús, entramos en el periodo de la gracia. Su venida al mundo fue un regalo para la humanidad (Efesios 2:8-9). De cada uno depende si lo acepta o lo rechaza. Es el mejor regalo que hemos recibido porque es el que nos da el pase para la vida eterna. El Señor volverá por su Iglesia y se llevará a todos los que le han aceptado como el Salvador personal de sus vidas. Esta época nos hace reflexionar sobre quién es Jesús y la misión que vino a cumplir. Permitámosle a Jesús que nazca en nuestras vidas.

Amado Jesús: Las mismas profecías sobre tu nacimiento, nos dan pie para saber que todo lo que dices en tu Palabra es verdad. Hoy te pedimos que vengas a llenar el área espiritual de aquellos que no te conocen como Señor y Salvador. Gracias por haber venido al mundo y por permitirnos estar a tu lado cuando te hacemos partícipe de nuestras vidas.

Un abrazo y bendiciones. 

miércoles, 21 de diciembre de 2016

Eres el Sol que sale en la mañana

Así nos visitará desde el cielo el sol naciente, para dar luz a los que viven en tinieblas, en la más terrible oscuridad, para guiar nuestros pasos por la senda de la paz. 
Lucas 1:78b-79.

Lectura: Lucas 1:67-80.  Versículos del día: Lucas 1:78b-79.

MEDITACIÓN DIARIA

Creo que inicialmente Zacarías no alcanzaba a ver la dimensión del acontecimiento del nacimiento de su hijo Juan. Tuvo nueve meses para meditar palabra por palabra lo dicho por el ángel Gabriel y después con la visita de María a su casa, siguió recopilando datos acerca de las profecías donde Dios directamente los está haciendo partícipes. De este modo, al nacer ya el niño y desatársele otra vez la lengua, prorrumpe en alabanzas a Dios, lo que quizá había mantenido callado en los meses de espera.
Lleno del Espíritu profetiza sobre el Señor Jesús reconociéndolo como la luz que brilla en medio de la densa oscuridad; y que llega emitiendo rayos como el sol que sale en la mañana, para cobijar y dar luz no solo a los que viven en tinieblas sino a todos los que han aceptado esa luz, para guiarlos por un camino de paz. “Esta luz resplandece en las tinieblas, y las tinieblas no han podido extinguirla” (Juan 1:5). Así como el sol sale para todos, así nos llega también la Luz del mundo. El Señor no vino por unos pocos, vino a dar su vida en rescate por la humanidad: “pero el mundo no lo reconoció. Vino a lo que era suyo, pero los suyos no lo recibieron” (Juan 1:10b-11).
En estos tiempos, después de dos mil años de su venida, siguen teniendo valor las palabras de exaltación de Zacarías: el mundo está en tinieblas; está andando a tientas en medio de tanta oscuridad. El Señor nos dejó su luz primero para conocerlo personalmente y luego para que seamos portadores de esa luz y la propaguemos para que el hombre caído se levante y pueda encontrar la senda de la paz (Mateo 5:14-16). Permitamos que el Sol naciente  visite también a otros que no tienen calor ni abrigo para continuar.

Señor Jesús: Eres la luz del mundo; eres el sol que emana sus rayos en un amanecer de verano para animar, fortalecer, abrigar y alumbrar nuestros pasos que están débiles por la noche fría y oscura del invierno vivido. Gracias bendito Jesús por traernos esa luz que nos permitió conocerte y seguirte por el camino que nos has trazado. Gracias porque si tropezamos, tu luz nos permite volver a levantarnos y proseguir la marcha. ¡Te amamos Señor!

Un abrazo y bendiciones. 

martes, 20 de diciembre de 2016

Su nombre es Juan

A los ocho días llevaron a circuncidar al niño. Como querían ponerle el nombre de su padre, Zacarías, su madre se opuso. —¡No! —dijo ella—. Tiene que llamarse Juan. 
Lucas 1:59-60.

Lectura: Lucas 1:5-25 y 57-66.  Versículos del día: Lucas 1:59-60.

MEDITACIÓN DIARIA

Elisabet, la madre de Juan el Bautista había entendido muy bien la orden del nombre que le darían a su hijo. “No tengas miedo, Zacarías, pues ha sido escuchada tu oración. Tu esposa Elisabet te dará un hijo, y le pondrás por nombre Juan” (v. 13). Ya su esposo Zacarías había quedado mudo por haber dudado de la noticia dada por el ángel Gabriel: “—¿Cómo podré estar seguro de esto? —preguntó Zacarías al ángel—. Ya soy anciano y mi esposa también es de edad avanzada” (v. 18). Más adelante Zacarías confirma el nombre escribiendo en una tablilla: “Su nombre es Juan. Y todos quedaron asombrados” (v. 63). Esperaban que se llamara como su padre o al menos como alguien de la familia; pero tenían que obedecer la orden dada por el ángel. Las profecías sobre el mensajero que llegaría a preparar el camino del Señor se estaban cumpliendo (Isaías 40:3-5; Malaquías 3:1), y ellos como padres serían testigos presenciales de lo que habría de venir con su nacimiento.
Podemos aprender del relato sobre el anuncio y nacimiento de Juan el Bautista dos cosas: que como le dijo el ángel a María; puesto que Elisabet era estéril y de edad avanzada no era lógico que quedara embarazada; pero para Dios no hay imposibles (Lucas 1:37). Si Zacarías dudó al momento del anuncio, fue tajante al obedecer y escribir su nombre en una tablilla. Por su duda  quedó mudo, pero por su obediencia la recuperó, tan pronto como escribió el nombre: “Al instante se le desató la lengua, recuperó el habla y comenzó a alabar a Dios” (v. 64 en la lectura). Tenemos que disponernos en manos de Dios para cumplir su voluntad y ver la grandeza de su poder obrando en nuestras vidas. También somos testigos presenciales de todas las maravillas que Dios hace con nosotros.

Amado Señor: Gracias porque a través de lo que fue tu nacimiento, también nos enseñas a no dudar de tu grandeza y poder. Si obedecemos entendemos claramente tu dirección y tu voluntad en nuestras vidas y lo que puedes hacer con ellas, cuando nos disponemos sin vacilar que lo que harás, será la manera de engrandecer tu Nombre a través nuestro. ¡Eres Dios Poderoso y Soberano y tus caminos son inescrutables!

Un abrazo y bendiciones.  

lunes, 19 de diciembre de 2016

Època de regocijo y paz

Tan pronto como Elisabet oyó el saludo de María, la criatura saltó en su vientre. Entonces Elisabet, llena del Espíritu Santo, exclamó: —¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el hijo que darás a luz! 
Lucas 1:41-42.

Lectura: Lucas 1: 39-56.  Versículos del día: Lucas 1:41-42.

MEDITACIÓN DIARIA

María va a visitar a su parienta Elisabet quien ya se encuentra por el sexto mes de embarazo a pesar de su vejez y de ser estéril. Ella sería la madre de Juan el Bautista quien iría delante del Señor para abrirle camino. Tan pronto como María saluda a Elisabet, el niño saltó en su vientre como dándole la bienvenida con gozo. Y es que eso es la Navidad: alegría, regocijo y paz. Decía un villancico que me gustaba de niña: “sí, toquen las panderetas, ruido y más ruido, porque la profecía ya se ha cumplido”. Si todos entendiéramos el misterio tan grande que encierra el nacimiento de Jesús, muy seguramente los regalos, las comidas y el festín quedarían a un lado para darle paso al verdadero acontecimiento. No es que esté en contra de los regalos, de las cenas y del bullicio; eso está bien. Lo que no está bien, es que antepongamos todas esas cosas al nacimiento de nuestro Salvador.
Miremos: no es el pesebre en sí, ni el arbolito de Navidad, ni mucho menos papá Noel o Santa los protagónicos, es el Señor Jesús hecho hombre quien vino al mundo solamente por ti y por mí. No podemos desplazar al Señor por ninguno de ellos. Es que el primer invitado es del Rey de reyes y Señor de señores. Si los demás que nos rodean no le dan la importancia que debe tener el nacimiento de Jesús, marquemos nosotros la diferencia. Hagamos un pare  y seamos los propulsores de una meditación a la media noche del 24, o en medio de los que acostumbran a celebrar la novena de aguinaldos y demos testimonio de la magnitud del acontecimiento que partió la historia de la humanidad en dos.  

Amado Señor Jesús: Permite que en realidad sepamos conscientemente qué es lo que estamos celebrando en esta época del año. Inúndanos de la alegría, la paz y la fe de tu Espíritu, para transmitirle a los demás cuál fue el motivo de tu venida al mundo. Que esta fiesta sea especialmente para Ti, quien eres el que verdaderamente la mereces. ¡Bienvenido Señor Jesús!

Un abrazo y bendiciones.

sábado, 17 de diciembre de 2016

Un hombre llamado José

Mientras consideraba esa posibilidad, un ángel del Señor se le apareció en un sueño. José, hijo de David —le dijo el ángel—, no tengas miedo de recibir a María por esposa, porque el niño que lleva dentro de ella fue concebido por el Espíritu Santo. 
Mateo 1:20 NTV.

Lectura: Mateo 1:18-25.  Versículo del día: Mateo 1:20.

MEDITACIÓN DIARIA

La situación para la bendita María se volvía compleja. En ese tiempo la mujer embarazada sin casarse era lapidada, o sea muerta a piedra. José al saber la noticia de labios de María, pienso yo, dudó y eso es razonable no cuestionable. Sin embargo, miremos lo que dice la Palabra: “José, su prometido, era un hombre bueno y no quiso avergonzarla en público; por lo tanto, decidió romper el compromiso en privado” (v. 19). Estaba considerando hacerlo, pero el ángel le confirmó lo dicho por María y aún más, le dio autoridad para cuidarlo y formarlo porque fijémonos en lo que sigue: “Y tendrá un hijo y lo llamarás Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados” (v. 21). Muy importante anotar que dice: “y lo llamarás” o sea, lo hace responsable de su cuidado como padre adoptivo. Bueno, yo sí que entiendo bien esto.
Si el devocional de ayer estaba más encauzado hacia las mujeres, creo que el de hoy es para los hombres. “Cuando José despertó, hizo como el ángel del Señor le había ordenado y recibió a María por esposa, pero no tuvo relaciones sexuales con ella hasta que nació su hijo; y José le puso por nombre Jesús” (vv. 24-25). José un hombre íntegro y temeroso de Dios no tardó en cumplir el mandato y creo que más que gustoso aceptó el cargo encomendado. Dios sabía que María precisaba protección, amor y calor de hogar y en José se lo prodigó. Necesitamos muchos ‘José’ que se levanten para proteger y amar a tantas madres cabeza de familia.
Hoy a través de este devocional el Señor me ha mostrado el magnífico esposo que me ha dado, quien tampoco dudó en aceptar a mis hijos como suyos y a su lado verlos crecer hasta llegar a formarlos como lo que ahora son. Le doy gracias al Señor por él.

Amado Señor: Tu Palabra siempre nos trae nuevas enseñanzas y apreciaciones diferentes para involucrarlas en nuestra vida diaria. Gracias por todos los ‘José’ que han sabido entender a las mujeres y valorarlas a pesar de tener ya sus hijos. Gracias por el don que le das a cada uno de ellos para recibirlos y amarlos como los propios. Gracias por lo que aprendimos hoy de la bondad, mansedumbre, humildad y obediencia de José. ¡Te alabamos Señor!

Un abrazo y bendiciones.

viernes, 16 de diciembre de 2016

Miremos la Natividad con la importancia que merece

No tengas miedo, María; Dios te ha concedido su favor —le dijo el ángel—.  Quedarás encinta y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Él será un gran hombre, y lo llamarán Hijo del Altísimo. 
Lucas 1:30-32.

Lectura: Lucas 1:26-38.  Versículos del día: Lucas 1:30-32.

MEDITACIÓN DIARIA

Parece ser que María era apenas una jovencita cuando el ángel Gabriel se le apareció para darle la noticia de que sería la madre terrenal de Jesús. María era una mujer humilde, desposada o comprometida ya con un varón llamado José, pero aún no estaban casados. Considero que María debió ser una mujer de oración, centrada en Las Escrituras y también con la esperanza de un Salvador como lo habían anunciado los profetas. Lo que nunca se imaginó debió ser que Dios la escogiera como la madre del Mesías.
Me impresiona en el relato dos frases de María. La primera, no debió ser fácil la situación para María, puesto que con su ingenua sinceridad le dice al ángel: “¿Cómo podrá suceder esto —le preguntó María al ángel—, puesto que soy virgen?” (v. 34), y el ángel le explica que por obra del Espíritu Santo quedará embarazada (v. 35).
La segunda y quizá para mí la más edificante es cuando responde: “Aquí tienes a la sierva del Señor —contestó María—. Que él haga conmigo como me has dicho” (v. 38). Otras versiones dicen ‘la esclava’. ¡Hasta dónde María conocía a su Señor, que lo tenía como su Amo verdadero!
La salutación del ángel a María nos deja dos lecciones para seguir: no se avergonzó de decir que era virgen y mucho menos de declararse esclava de Dios. El mundo actual tilda de locos, fanáticos y desactualizados a los jóvenes que llegan vírgenes al matrimonio. Y qué decir de doblegar nuestro orgullo y declararnos esclavos o siervos del Señor. María fue la primera persona que recibió al Señor en su corazón, sin importarle lo que pudiera venir detrás de tamaña decisión. ¡Ojalá todos fuésemos cómo María! 
Como cristianos empecemos a darle la importancia que merece la Natividad de nuestro Señor y Salvador. Que más allá de ser una fiesta comercial de regalos, comidas, festejos y jolgorio, entendamos el verdadero significado de su venida al mundo.

Amado Dios: Si Tú escogiste a la bendita virgen María para ser la madre del Salvador de la humanidad, fue porque conocías su corazón y su integridad. Enséñanos a nosotros tanto hombres como mujeres a ser sumisos a tu llamado y no avergonzarnos de ser tus hijos. Gracias por la enseñanza que nos das a través de María. ¡Te alabamos Dios Padre bondadoso y eterno que nos miraste con misericordia y nos diste a tu Hijo amado para remisión del mundo!

Un abrazo y bendiciones.


jueves, 15 de diciembre de 2016

La preeminencia es para el Señor

Si mi pueblo tan sólo me escuchara, si Israel quisiera andar por mis caminos. 
Salmo 81:13.

Lectura: Salmo 81:1-16.  Versículo del día: Salmo 81:13.

MEDITACIÓN DIARIA

Antes yo criticaba al pueblo de Israel y me parecía demasiado incrédulo y desobediente ante  tantas maravillas de Dios con ellos. Lo triste es que después de un tiempo el Señor me mostró que los suyos, su Iglesia, somos exactamente iguales. “Te he quitado la carga de los hombros; tus manos se han librado del pesado cesto. En tu angustia me llamaste, y te libré (vv. 6-7). Si hay algo de lo que tengamos que darle gracias al Señor es de la liberación que ha producido el conocerle. No solamente ha sido el peso del pecado sino el peso que nos atormentaba en diferentes áreas de nuestra vida. Saber que es el mismo Señor que está ahí para tendernos su mano y rescatarnos es alentador. No todos gozan de semejante privilegio. Sin embargo, ahora poco o nada parece valernos eso.
Escuchemos su voz: “¡ay Israel, si tan sólo me escucharas! No tendrás ningún dios extranjero, ni te inclinarás ante ningún dios extraño. Yo soy el Señor tu Dios, que te sacó de la tierra de Egipto” (vv. 8b-10a). Nos sacó de la esclavitud del pecado y tal pareciera que eso no nos importa. Creemos que solamente ellos tenían ídolos, o que los ídolos les pertenecen a religiones tradicionales y no es así. Todo lo que antepongamos a Dios ya es un ídolo. No necesitamos inclinarnos ante un dios extranjero ni extraño si primero que Dios va el cónyuge, el hijo, el trabajo, el carro, el deporte, etc., etc. Es tan fácil hacer ídolos que ni siquiera nos damos cuenta en qué momento desplazamos a nuestro Dios por algo superfluo.
Estas palabras del Señor son para los que ahora somos su pueblo. Si lo hacemos, continua con los siguiente: “¡cuán pronto sometería yo a sus enemigos, y volvería mi mano contra sus adversarios!” (v. 14). ¿Diremos que no tenemos enemigos? No nos engañemos, es el enemigo quien se interpone para conseguir trabajo, para destruir hogares con riñas y peleas, para desviar a los hijos de la fe, para conseguir enemigos ‘a priori’. El enemigo, nuestro adversario siempre está trabajando las 24 horas viendo a quien puede devorar.
Busquemos al Señor con corazón sincero y démosle el lugar de preeminencia que se merece. No el último lugar de nuestras vidas.

Amado Dios: Somos conscientes que ahora somos tu pueblo adquirido, tu nación santa, y queremos rendirte toda la pleitesía que mereces como el Señor de señores y Rey de reyes que un día te dijimos que lo fueras. Enséñanos a no buscar otros dioses que nos desvíen de la senda que nos tienes trazada. ¡Gracias buen Señor! ¡Te alabamos y bendecimos tu Nombre!

Un abrazo y bendiciones.

miércoles, 14 de diciembre de 2016

El camino reverente a Dios

El que va por buen camino teme al Señor; el que va por mal camino lo desprecia. 
Proverbios 14:2.

Lectura: Proverbios 14:1-35.  Versículo del día: Proverbios 14:2.

MEDITACIÓN DIARIA

¿Qué es el temor al Señor? Es adorarle como a Él le agrada, con temor reverente; siendo agradecidos (Hebreos 12:28). Nunca debemos confundirlo con el temor de miedo porque Dios es ante todo amor y en el perfecto amor no existe ese temor (1 Juan 4:18). Por eso debemos buscar al Señor con sinceridad; rindiéndole el respeto que merece y dándole la gloria que lo enaltece. Si queremos ser sabios le agradaremos cumpliendo sus mandamientos (Salmo 111:10); y miremos que no es obedecerle en lo que nos gusta. Es el conocimiento que nos da su Palabra, la cual tenemos que aprender a acatarla con disciplina. La disciplina nos cuesta pero es la única manera de entender el temor reverente a Dios. El mundo nos puede decir coge por aquí, es el camino más corto, pero ¿sí le gustará a Dios ese camino? Hay caminos que nos desvían y acaban por ser caminos de muerte (v. 12 en la lectura). Ahí entra a jugar un papel importante el discernimiento. No nos dejemos llevar por lo sutil, lo fácil, lo que nada nos cuesta. Cada día es un nuevo tomar su cruz, para llegar a ser dignos de Él.
“El temor del Señor es una torre fuerte que nos resguarda de todo mal (v. 26); es también fuente de vida (v. 27). Es aceptar su amor incondicional; su perdón y su restauración. Son tantos los beneficios que recibimos honrando a nuestro Dios como merece, que no podemos echarlos en saco roto. Apropiémonos de ellos: le adoramos y a la vez nos regocijamos en sus bendiciones.

Amado Jesús: Enséñanos a adorar al Padre como Tú lo hacías con temor reverente. No permitas que nos desviemos del camino y busquemos nuestros propios intereses. Queremos aprender disciplina para conocer tu Palabra y que ella nos reconforte. Tú eres nuestro refugio seguro y la verdadera fuente de vida. Gracias por añorar conocerte cada día.

Un abrazo y bendiciones.

martes, 13 de diciembre de 2016

El orgullo

El orgullo sólo genera contiendas, pero la sabiduría está con quienes oyen consejos. 
Proverbios 13:10.

Lectura: Proverbios 13:1-25.  Versículo del día: Proverbios 13:10.

MEDITACIÓN DIARIA

Muy seguramente consideramos que poco tenemos de orgullo; que conocemos lo suficiente la Palabra de Dios y eso no va con nosotros. Pero quise saber qué otras palabras son sinónimos de orgullo, para de ese modo detectar más fácil si hemos caído en este defecto. Encontré las siguientes: arrogancia, altivez, soberbia, endiosamiento, ínfulas, vanidad, presunción, altanería y jactancia entre otras. Bajo estas descripciones podemos ver que el corazón orgulloso cae fácilmente y de alguna manera muestra estas falacias.  
Creo que dentro del orgullo también puede entrar la falsa humildad; la que se aparenta por fuera pero por dentro grita lo contrario. En alguna parte leí que para evitar la falsa humildad, lo mejor es tratar a todos por igual porque todos somos personas con fortalezas y con debilidades; que precisamente aquello que llamamos ‘humildad’ o ‘modestia’ es lo contrario de orgullo, pero paradójicamente la falsa modestia o falsa humildad es simplemente orgullo. Así que tenemos que combatir ese entrometido orgullo que siempre quiere hacer de las suyas, y por eso genera contiendas. Definitivamente es el ego subido en el trono de nuestra vida.
El versículo termina con: “pero la sabiduría está con quienes oyen consejos”. Entonces, en vez de creer que nos las sabemos todas, pongamos atención a los consejos que nos dan para cambiar esta área de nuestras vidas. Dejemos que sea el Espíritu Santo quien gobierne y permitámosle a Él que nos llene de todo su fruto que es: “amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio. No hay ley que condene estas cosas” (Gálatas 5:22-23). Creo que si estamos llenos de su fruto, no tiene cabida el orgullo.

Amado Señor: Gracias porque es tu Santo Espíritu quien escudriña los corazones y nos convence de pecado. Gracias porque nos has dejado al mejor Consolador para que precisamente en momentos de dificultad, recurramos a Él y llenarnos de su plenitud con todo el fruto que tiene disponible para los tuyos. ¡Te adoramos Señor! ¡Sólo Tú sabes guiarnos por el mejor camino y sabes lo que necesitamos!

Un abrazo y bendiciones.

lunes, 12 de diciembre de 2016

Llamados a ser consoladores

La angustia abate el corazón del hombre, pero una palabra amable lo alegra.
Proverbios 12:25. 

Lectura: Proverbios 12:1-28.  Versículo del día: Proverbios 12:25.

MEDITACIÓN DIARIA
Una de nuestras labores es ser consoladores; hemos recibido consuelo de Dios Padre: “quien nos consuela en todas nuestras tribulaciones para que con el mismo consuelo que de Dios hemos recibido, también nosotros podamos consolar a todos los que sufren” (2 Corintios 1:4). Es una cadena: no podemos consolar si no hemos sido consolados. Dios permite pasarnos por diferentes aflicciones, porque más adelante va a necesitar nuestros servicios en ese mismo campo. Dios nos ha colocado en medio de un mundo caído y oscuro. Ahí somos llamados a ir para llevar consuelo al afligido; para dar una voz de aliento al oprimido. Cuando el Señor nos manda a compartir su mensaje a una persona, es porque Él conoce su necesidad y nos corresponde obedecer. No sabemos sus penas y amarguras, pero el transmitirle el mensaje del infinito amor de Dios puede cambiarle en un segundo su pensar. Quizá de este modo hemos salvado vidas de un suicidio, de separaciones conyugales o de inicio a la drogadicción. La lengua del sabio brinda alivio (v. 18b en la lectura).
Solamente dejémonos guiar por la voz de su Espíritu y ofrezcamos el consuelo que de Dios hemos recibido. Notaremos que son muchos los que van errantes por el mundo, prodigando una palabra de consolación.

Amado Señor: Así como hemos recibido de Ti el amor y el consuelo, así también queremos comportarnos con los que sufren. Utilízanos Señor y permite que seamos sensibles al dolor ajeno; que siempre de nuestros labios broten palabras de ánimo, de ternura y de estímulo hacia todo aquel que esté combatiendo la tristeza, la desesperación y la desilusión. Gracias porque Tú nos amaste y consolaste primero.

Un abrazo y bendiciones.

sábado, 10 de diciembre de 2016

El odio destruye, el amor construye

El odio es motivo de disensiones, pero el amor cubre todas las faltas. 
Proverbios 10:12.

Lectura: Proverbios 10:1-32.  Versículo del día: Proverbios 10:12.

MEDITACIÓN DIARIA

El odio es completamente lo opuesto al amor; y así como el odio es un sentimiento profundo, que provoca el deseo de hacerle daño a otro o de aversión; el amor es todo lo contrario porque es sufrido, es benigno, jactancioso, no busca lo suyo; se goza de la verdad. Mientras el odio carcome por dentro y destruye; el amor construye y engrandece. Recordemos que al que mucho se le perdona, mucho ama (Lucas 7:47). El amor tiene la virtud de darle vuelta a la moneda. Pueda que sea una persona amargada por causa de malos tratos y en su corazón haya rencor y odio reflejado en personas que nada tienen que ver con su amargura; pero viene otra que sin importarle si le contesta o no, empieza a hablarle con amor y es persistente en eso. Llegará el momento en que se ‘volteará la torta’, y empezará a saber que hay alguien quién a pesar de…, lo único que le importa es él o ella como persona. No hace caso a sus desaires porque el amor cubre  todas las faltas.

Amado Dios: Tú nos diste la mayor muestra de amor entregándonos a tu amado Hijo como propiciación por nuestros pecados. Enséñanos a  ofrecer amor incondicional y seguir el ejemplo que nos dejaste para llegar a tantos necesitados de un abrazo, una sonrisa o de un pan. No permitas que nos volvamos acusadores sin saber los motivos por los que su carácter se trastornó. Gracias Señor. 

Un abrazo y bendiciones.


viernes, 9 de diciembre de 2016

Tus pensamientos nos dan gozo y esperanza

¡Cuán preciosos, oh Dios, me son tus pensamientos! ¡Cuán inmensa es la suma de ellos! 
Salmo 139:17.

Lectura: Salmo 139:1-24.  Versículo del día: Salmo 139:17.

MEDITACIÓN DIARIA

Es satisfacción y a la vez alivio saber que el Señor está presente en nuestros pensamientos. Como dice el versículo 4: “No me llega aún la palabra a la lengua cuando tú, Señor, ya la sabes toda”. Considero que sus pensamientos van siempre ligados a su Palabra y a la vez a sus promesas. Cuando el Señor dice. “Tengo para ti planes de bienestar y no de calamidad” (Jeremías 29:11); es porque está pensando en nosotros: en ti, en mí. Él sabe absolutamente todo lo que nos pasa: “Sabes cuándo me siento y cuándo me levanto; aun a la distancia me lees el pensamiento” (v. 2 en la lectura). No hay pensamiento nuestro que ya no lo sepa. Por eso, antes de ocasionar dolor al Espíritu, cuando llega uno malo, debemos dirigirlo directamente a Cristo (2 Corintios 10:5), para destruirlo y dejar el campo abierto para los del Señor.
En todo esto hay algo que nos puede confundir; los pensamientos de Dios vienen a la mente por la acción que ejerce su Palabra en nuestro modo de vida; sin embargo, el enemigo no se quedará quieto y querrá ganar algunas batallas pasando también por nuestra mente los malos pensamientos; los de la carne y del mundo. Ahí es cuando para no darle satisfacción, tenemos que derribarlos y someterlos a Cristo. Cuán importante en esto es aplicar Efesios 5:18: “sean llenos del Espíritu Santo”. Los pensamientos de Dios no tendrían fin, “sumarían más que los granos de arena” (v. 18 en la lectura). No comprendemos lo que significa la llenura del Espíritu, pero el estar empapados todo el día y movernos a través de Él, será el parte de victoria de la guerra ganada a Satán.

Amado Señor: Gracias por estar tan pendiente de nosotros. Nada se te escapa de las manos. Todos tus pensamientos son aliciente para estar gozosos y esperanzados en tus promesas. No queremos defraudarte buen Dios: enséñanos a obedecerte y si es el caso, haz en cada uno, un sondeo del corazón poniéndonos a prueba para que si hay algo malo en nuestro caminar, Tú lo encauces por el camino eterno. ¡Inúndanos con tus pensamientos! ¡Bendito y alabado eres Señor!

Un abrazo y bendiciones.