lunes, 29 de febrero de 2016

Oremos por nuestra ciudad




Además, busquen el bienestar de la ciudad adonde los he deportado, y pidan al Señor por ella, porque el bienestar de ustedes depende del bienestar de la ciudad. 
Jeremías 29:7.


Lectura: Jeremías 29:1-14.  Versículo del día: Jeremías 29:7.

MEDITACIÓN DIARIA

Esto fue lo que el Señor le ordenó a Jeremías decir en una carta enviada desde Jerusalén a los deportados en Babilonia. Parafraseando el versículo en circunstancias actuales sería: ‘Busquen el bienestar de la ciudad en donde se encuentran y oren por ella, porque de su bienestar dependerá el de ustedes’. Creo que es deber de todos los cristianos orar no solo por la ciudad y el país de nuestro origen sino también por la ciudad y el país donde nos encontremos.
Dios hace cosas maravillosas y en mi caso, Él buscó la manera de traernos a mi esposo y a mí a esta nación a través de mi hijo mayor; nos ha mostrado día a día su amor incondicional y cómo ha estado con nosotros en estos casi seis meses que llevamos. Su mano prodigiosa no ha dejado de levantarse en pro nuestro. Ahora, también me dice que desea nuestro bienestar, que estemos en paz y aquí mismo en la lectura por si me asalta alguna duda: “Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes —afirma el Señor —, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza” (v. 11). ¡Más claro no me puede hablar mi Señor! En estos momentos recuerdo la canción que dice: ‘Dios no nos trajo hasta aquí para volver atrás; nos trajo aquí a poseer la tierra que nos dio’.
Me pregunto entonces: ¿cómo no orar por el país y la ciudad que nos acogió?  Aprendamos a ser agradecidos. Muy seguramente tenemos mucho que agradecer; dejemos a un lado lo negativo y empecemos a mirar alrededor. Encontraremos multitud de cosas positivas que son motivo para estar agradecidos.

Amado Señor: Gracias por este país que ha protegido a tanto emigrante. Bendícelo y permite que las nuevas generaciones vuelvan a sus raíces y fundamentos cristianos como los primeros que vinieron a poseer esta tierra. Intercedo por su presidente, gobernadores, alcaldes y todos los que tienen cargos oficiales. Bendice también está ciudad. Oro por ella para que crezca en armonía, paz, seguridad y bienestar. Especialmente te ruego por su gente para que se convierta y busque tu rostro. ¡Gracias buen Señor!

Un abrazo y bendiciones.

sábado, 27 de febrero de 2016

¡Buenos días Papito Dios!




Por la mañana hazme saber de tu gran amor, porque en ti he puesto mi confianza. Señálame el camino que debo seguir, porque a ti elevo mi alma. 
Salmo 143:8.


Lectura: Salmo 143:1-12.  Versículo del día: Salmo 143:8.

MEDITACIÓN DIARIA

Son varios los pasajes de la Biblia que nos hablan de empezar el día en manos de Dios. Y es que al primero que debemos saludar es a nuestro Papito Celestial. Él mejor que nadie nos conoce y sabe lo que necesitamos; por eso dice el versículo: “hazme saber de tu gran amor”. Sin duda alguna, todos pasamos por momentos críticos igual que David. ¡Pero cuánta consolación encontramos en sus Salmos!
Es en la mañana cuando con la mente despejada y nuestro corazón preparado, podemos acercarnos a nuestro Buen Dios para hablarle con confianza; contarle nuestras cuitas como al mejor de los amigos y además disponiéndonos a Él: “Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios. Que tu buen Espíritu me guíe por un terreno sin obstáculos” (v. 10). Aprendamos a decirle: ‘¡Buenos días Papito Dios! Aquí estoy’.

Amado Señor: Gracias por tu fidelidad. Gracias porque deseas que te tengamos siempre en primer lugar y que por ese mismo amor que nos profesas, seas Tú el primero en saber de nuestros labios no solo las angustias y tristezas sino también las alegrías y los triunfos. Gracias porque con el alba nos presentamos dispuestos a hacer tu voluntad y a esperar confiadamente en Ti.

Un abrazo y bendiciones.

viernes, 26 de febrero de 2016

Hay que hacernos sentir




Pero Jeremías les dijo a todos los jefes y a todo el pueblo: El Señor me envió para profetizar contra esta casa y contra esta ciudad todas las cosas que ustedes han escuchado. Así que enmienden ya su conducta y sus acciones, y obedezcan al Señor su Dios, y el Señor se arrepentirá del mal que les ha anunciado. 
Jeremías 26:12-13.


Lectura: Jeremías 26:1-24.  Versículos del día: Jeremías 26:12-13.

MEDITACIÓN DIARIA

Llama la atención que en este pasaje de la Biblia Jeremías cumple la voluntad de Dios y obra resueltamente sobre lo que tenía que profetizarles a los del pueblo de Judá, así no les gustara a los dirigentes políticos, sacerdotes y profetas. Profetizó lo mandado contra viento y marea.  Me gusta la lectura y me hace reflexionar sobre nuestro poco interés en ser radicales cuando tenemos que sentar nuestra posición. Digo que me hace reflexionar porque actualmente a través de la tecnología avanzada como las redes sociales, vemos que todo el que quiera disparatar en favor de los abortos, de los matrimonios entre parejas del mismo sexo, de la adopción de ellos y de otros casos de inmoralidad que van en contra de las leyes de Dios, lo hacen sin ninguna clase de preámbulo ni de respeto a Dios y a los conversos. Muchos de nosotros, leemos y no somos capaces de refutar sus palabras.
Creo que ha llegado el momento de pararnos y hacernos sentir. Si dicen que somos minorías, pues está muy bien puesto que ahora ganan ellos. Y si creen que somos los más, ahí estamos y el mundo tiene que conocer lo que Dios ha profetizado y lo que le pasará a todo el que no cree en Jesucristo el Hijo de Dios. Hay que hacerles ver que van por mal camino y exhortarlos de igual modo: “Así que enmienden ya su conducta y sus acciones, y obedezcan al Señor su Dios”.
No tengamos miedo de hablar; no podemos seguir indiferentes mientras el hombre cada día se va hundiendo más en el pecado y se condena. Hablemos Palabra de Dios que nadie la podrá refutar y ésta no regresa vacía. “Este mensaje es digno de crédito y merece ser aceptado por todos: que Cristo Jesús vino al mundo a salvar a los pecadores” (1 Timoteo 1:15).

Amado Señor: Gracias porque nos has dejado tu Palabra para que aprendamos de ella y podamos ser testigos fieles ante el mundo de lo que nos has enseñado y de nuestra convicción de fe. Llénanos con tu Santo Espíritu para afirmar con valor y denuedo en quién hemos creído y lo que esperas de nosotros. ¡Gracias buen Señor!

Un abrazo y bendiciones.