Pero un samaritano que iba de viaje llegó adonde estaba el hombre y, viéndolo, se compadeció de él. Se acercó, le curó las heridas con vino y aceite, y se las vendó. Luego lo montó sobre su propia cabalgadura, lo llevó a un alojamiento y lo cuidó.Lucas 10: 33-34.
Lectura: Lucas
10:25-37. Versículos del día: Lucas
10:33-34.
MEDITACIÓN DIARIA
Con esta parábola el Señor
le enseñó al experto en la ley, lo que era en realidad el prójimo. Considero
que son pocas las personas que de verdad saben amar como lo hizo el samaritano
y que es la manera correcta de demostrar el amor al prójimo.
Cada vez, nos vamos
volviendo más duros; o tal vez, es que la misma violencia nos va acostumbrando
a observar las situaciones y a las personas como lo más normal, a pesar de ver
cuánto mal se les hace alrededor. Esta parábola es una buena manera para
preguntarnos si tratamos al prójimo como el Señor nos lo mandó. Es que no fue
solamente que el samaritano se acercó a curarle las heridas y ya. Fue mucho más
allá, porque: “lo montó en su propia cabalgadura, lo llevó a un alojamiento y
lo cuidó”. Aparte de esto, lo dejó recomendado en la posada, de tal manera que
estaba dispuesto a pagar los gastos extras que demandara su estadía allí (v.
35).
Pongámonos la mano en
el corazón y muy sinceramente preguntémonos si actuaríamos del mismo modo en
una situación similar. Humm, yo creo que no. Todavía nos falta mucho amor,
misericordia y compasión por los demás. Ahí es donde queda claro el versículo
de: “Ama a tu prójimo como a ti mismo” (v. 27). Con razón el Señor dijo que no
solamente era necesario amar a Dios con todo el corazón, con todas las fuerzas
y toda la mente sino que también al prójimo como a nosotros mismos (Mateo
22:37-40). Reflexionemos sobre la enseñanza dejada en esta parábola y
preguntémonos: ¿Si es esa clase de amor que ofrecemos? ¿Estaríamos dispuestos a
amar de ese modo?
Amado Señor: Te pedimos
perdón porque aun no sabemos amar del modo que Tú nos has pedido que lo
hagamos. Te rogamos que dispongas nuestros corazones para que actuemos con
misericordia y compasión por los que sufren; y que nos comportemos como
quisiéramos que los demás lo hicieran con nosotros en situaciones similares.
Gracias buen Señor.
Un abrazo y
bendiciones.