lunes, 30 de abril de 2012
Si Dios lo ha prometido lo cumplirá
domingo, 29 de abril de 2012
Justificados por la fe
Esta justicia de Dios ha llegado mediante la fe en Jesucristo, a todos los que creen.Romanos 3:22.
sábado, 28 de abril de 2012
Dichosos los que te buscan
Dichosos los que guardan sus estatutos y de todo corazón lo buscan.Salmo 119:2.
viernes, 27 de abril de 2012
Sin avergonzarnos
A la verdad, no me avergüenzo del evangelio, pues es poder de Dios para la salvación de todos los que creen.Romanos 1: 16.
jueves, 26 de abril de 2012
Corazones insensibles por causa de la maldad
Porque el corazón de este pueblo se ha vuelto insensible; se les han embotado los oídos, y se les han cerrado los ojos. De lo contrario, verían con los ojos, oirían con los oídos, entenderían con el corazón y se convertirían, y yo los sanaría.Hechos 28:27.
miércoles, 25 de abril de 2012
La soberanía absoluta de Dios
Nuestro Dios está en los cielos y puede hacer lo que le parezca.Salmo115:3.
Lectura diaria: Salmo 115:1-18. Versículo principal: Salmo 115:3.
martes, 24 de abril de 2012
Enviados a proclamar el verdadero mensaje
Te libraré de tu propio pueblo y de los gentiles. Te envío a éstos para que les abras los ojos y se conviertan de las tinieblas a la luz, y del poder de Satanás a Dios, a fin de que, por la fe en mí, reciban el perdón de los pecados y la herencia entre los santificados.Hechos 26:17-18.
Lectura diaria: Hechos 26:1-32. Versículos principales: Hechos 26:17-18.
REFLEXIÓN
Nuevamente Pablo tiene que hacer su defensa y ahora le toca ante el rey Agripa pronunciarla. Pone en su conocimiento la misión dada por el Señor y que él ha cumplido con diligencia, entendiendo que es un instrumento en sus manos. Pablo supo cumplir a cabalidad su ministerio. Él mismo en su carta a los Romanos nos lo aclara: “para ser ministro de Cristo Jesús a los gentiles. Yo tengo el deber sacerdotal de proclamar el evangelio de Dios, a fin de que los gentiles lleguen a ser una ofrenda aceptable a Dios, santificada por el Espíritu Santo”; “En efecto, mi propósito ha sido predicar el evangelio donde Cristo no sea conocido para no edificar sobre fundamento ajeno. Más bien, como está escrito: “Los que nunca habían recibido noticias de él, lo verán; y entenderán los que no habían oído hablar de él”” (Romanos 15:16 y 20-21).
Pablo siempre se interesó por mostrar con ahínco el sacrificio del Señor de manera que los convertidos entendieran por encima de todo, que su cambio es netamente espiritual y no está guiado o sometido a lo material. Lo material como el diezmo por ejemplo viene como añadidura a su obediencia pero esto no quiere decir que sea el motor de su transformación espiritual. Ayer hablaba de la esperanza futura que tenemos los cristianos y que nadie nos puede arrebatar. Esto es lo que en realidad vale. De lo contrarío estaríamos cimentando una salvación sobre lo material y en el momento que se acabe como todo lo ficticio de este mundo, se desvanecería nuestra fe. El que no se dispone con todo su corazón no puede entender ni comprender la magnitud de su sacrificio.
El evangelio es la verdadera esperanza para los gentiles; para nosotros. Pero no podemos quedarnos en el letargo: “Ya es hora de que despierten del sueño, pues nuestra salvación está ahora más cerca que cuando inicialmente creímos. La noche está muy avanzada y ya se acerca el día” (Romanos 13:11b-12).
Anunciemos el mensaje claro del Señor con el denuedo y la tenacidad de Pablo. El mensaje de la verdadera esperanza que llene de alegría y paz a todos los que lleguen a sus píes.
¡Te alabamos Señor y bendecimos tu nombre! Solamente un Dios como tú, ha permitido que te conozcamos y alcancemos tu gloria. Enséñanos a ser discípulos de Pablo para llevar también luz donde solo existe oscuridad.
Un abrazo y bendiciones.
lunes, 23 de abril de 2012
En vez de envidia, añorar la patria celestial
No envidies en tu corazón a los pecadores; más bien muéstrate siempre celoso en el temor del Señor.Proverbios 23:17.
Lectura diaria: Proverbios 23:1-35. Versículo principal: Proverbios 23:17.
REFLEXIÓN
La envidia es un obstáculo para las personas; no los deja progresar. Nunca van a disfrutar ni apreciar lo que poseen porque siempre están codiciando algo, que por lo general es con el ánimo de pasar por encima del otro o demostrar que se es más.
La envidia es disgusto o pesar por el bien ajeno. El Diccionario Larousse lo define como vicio de las almas viles. Sí, de las almas viles porque es allí en el corazón donde se cuecen los diferentes deseos de la carne. Desafortunadamente vivimos en un mundo lleno de rivalidades y siempre se quiere tener lo del otro, o ambicionar sus dotes, riquezas o bienes. Desgraciadamente vemos que existe en todos los estratos y estamentos sociales; yo diría que ni siquiera predicadores o pastores están exentos de este mal que carcome y causa mucho estrago.
Respecto al versículo que nos incumbe, se ve gente que no sigue al Señor y es a la que mejor le va. Es lógico que nos cuestionemos y pensemos ¿entonces, en qué estoy yo? Sin embargo, el Señor nos dice en el versículo siguiente: “Cuentas con una esperanza futura, la cual no será destruida” (v. 18). Quiere decir ni más ni menos que, por más que veamos mucho lujo, suntuosidad y riqueza en abundancia, nunca esto se comparará a la gloria venidera que nos espera. Es que ni siquiera nos alcanzamos a imaginar cómo será de esplendorosa la vida compartida en el cielo al lado de nuestro amado Señor: “Vi además la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que bajaba del cielo, procedente de Dios, preparada como una novia hermosamente vestida para su prometido”; “¡Aquí entre los seres humanos, está la morada de Dios!”; “Él les enjugará toda lágrima de los ojos. Ya no habrá muerte, ni llanto, ni lamento ni dolor”; “Resplandecía con la gloria de Dios, y su brillo era como el de una piedra preciosa, semejante a una piedra de jaspe trasparente”; “La muralla estaba hecha de jaspe, y la ciudad era de oro puro, semejante al cristal pulido. Los cimientos de la muralla de la ciudad estaban decorados con toda clase de piedras preciosas” (jaspe, zafiro, ágata, esmeralda, ónice, cornalina, crisólito, berilo, topacio, crisoprasa, Jacinto y amatista); “Las doce puertas eran doce perlas… La calle principal de la ciudad era de oro puro, como cristal trasparente” (Apocalipsis 21:2, 3b, 4a, 11, 18-19, 21). Nada se puede comparar a la que será nuestra próxima mansión celestial. Ni traficante alguno, ni los jeques más ricos del mundo podrán tener algo semejante.
Así que no dejemos que la envidia nos destruya venga de quien venga porque nuestra próxima morada será incomparable y allí solamente estaremos “aquellos que tienen su nombre escrito en el libro de la vida, el libro del Cordero” (Apocalipsis 21:27b). Despertemos en los incrédulos la envidia de nuestra patria celestial, para que quieran ellos también poseerla y tener nosotros el privilegio de llevarlos a ese nuevo hogar.
Gracias Señor: Porque sé que cuento con una bendita esperanza que jamás nadie podrá destruir, con la certeza que has escrito mi nombre en el libro del Cordero y gozaré estando a tu lado por siempre.
Un abrazo y bendiciones.