sábado, 26 de junio de 2010

Viviendo en el Espíritu

Así que les digo: Vivan por el Espíritu, y no seguirán los deseos de la naturaleza pecaminosa.
Gálatas 5:16.

Lectura diaria: Gálatas 5:16-26. Versículo del día: Gálatas 5:16.

ENSEÑANZA

Para vivir en el Espíritu tenemos que seguir una secuencia que nos conduzca a un modo de vida diario. Al igual que deseamos tener un rico árbol de una fruta deliciosa, igualmente debemos anhelar esa vida fructífera espiritual. Para que ese árbol crezca y nos dé fruto abundante, tuvimos que dedicarle tiempo, amor y esmero. Sembramos la semilla, lo regamos, podamos y limpiamos con frecuencia, para que su cosecha nos ofrezca la fruta ambicionada. Si no cuidamos esa plantica que un día resolvimos sembrar, vendrán las plagas, la sequía, o la lluvia estrepitosa y acabarán con ella. Nuestra vida cristiana es semejante a ese árbol. Dios en su infinito amor a través de Jesucristo, siembra en cada corazón que lo desee, la semilla del Espíritu Santo y es con Él y por Él que podemos avanzar. Nuestra misión es ir regando diariamente esa deliciosa semilla, para lograr el fruto verdadero: “amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio” (v. 22). Si por el contrario, sembramos la semilla y nos olvidamos de su cuidado, llegarán los enemigos como naturaleza pecaminosa y nos la arrebatarán. De ahí entonces que surgirá: “inmoralidad sexual, impureza y libertinaje; idolatría y brujería; odio, discordia, celos, arrebatos de ira, rivalidades, disensiones, sectarismos y envidia; borracheras, orgías y otras cosas parecidas” (vv. 19-21). Pablo nos advierte que los que hacen tales cosas no heredarán el reino de Dios (v. 21b). Te insto hoy a perseguir el árbol frondoso que Dios tiene para ti. Pon a producir el fruto del dominio propio, porque éste será en últimas el que te sostendrá y llevará a buscar los demás: “Más vale dominarse a sí mismo que conquistar ciudades” (Pr. 16:32). Cuando se aprende a dominarse personalmente, lo demás se nos facilitará porque aprendemos a subyugar el ego. El Señor permita que la semilla de su Espíritu se riegue abundantemente en sus hijos, para que su fruto permanezca por siempre.

Un abrazo y bendiciones.

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