lunes, 28 de junio de 2010

Mi Padre es Dios

Dios nos escogió en él antes de la creación del mundo, para que seamos santos y sin mancha delante de él. En amor, nos predestinó para ser adoptados como hijos suyos por medio de Jesucristo, según el buen propósito de su voluntad.

Efesios 1:4-5.

Lectura diaria: Efesios 1:1-14. Versículo del día: Efesios 1:5.

ENSEÑANZA

Ayer cuando iba camino a la iglesia, me puse a pensar en la fiesta que estábamos celebrando y esto me hizo reflexionar sobre mi mejor Padre: mi Padre Celestial. Por eso hoy, quiero dedicarle el devocional al “Papito” inigualable que he encontrado en mi camino: a mi Dios y mi Adonai, mi dueño y Señor; a Jehová o Jahvé; al “Gran Yo soy” o “YO SOY LO QUE SOY”. No hay amor más grande que el de Dios; su esencia misma es amor y se demuestra en su fidelidad al aceptarnos como hijos suyos. Él, que jamás nos abandonará y que está presto a brindarnos protección, así a los demás no les importemos: “Aunque mi padre y mi madre me abandonen, el Señor me recibirá en sus brazos” (Sal. 27:14). ¡Qué emocionante afirmación! Y a través de toda su Palabra lo sigue confirmando: “¿Puede una madre olvidar a su niño de pecho, y dejar de amar al hijo que ha dado a luz? Aunque ella lo olvidara, ¡yo no te olvidaré!” (Is. 49:15). Mi completa admiración y adoración para Aquel que me proporciona lo mejor, que me ama entrañablemente y jamás me abandona. Aquel, que como excelente Padre, me ofrece también lo excelente: “Pues si ustedes, aún siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más su Padre que está en el cielo dará cosas buenas a quienes le pidan!” (Mt. 7:11). Mi Padre amado, mi Papito Dios: Hoy te rindo homenaje a ti, por haberme escogido como tu hija. Por estar siempre a mi lado, brindándome tu amor, confianza y protección. A ti, mi Dios y Padre Celestial sea toda la honra, gloria, honor, majestad y poder por los siglos de los siglos. ¡Te amo Papito mío!

Un abrazo y bendiciones.

No hay comentarios: