sábado, 5 de junio de 2010

Más dulce que la miel

¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras! ¡Son más dulces que la miel a mi boca!
Salmo 119:103.


Lectura diaria: Salmo 119: 89-104. Versículo del día: Salmo 119:103.

ENSEÑANZA

La miel es sinónimo de prospeidad. Dios le prometió a su pueblo una tierra donde fluía leche y miel, dándoles a entender la abundancia que vivirían en ese lugar. La miel tiene características inigualables frente a otros productos: reemplaza el azúcar que según los estudios científicos, hace mucho daño; si se almacena por largos períodos, se puede volver a derretir, al baño de maría y queda igual que cuando nueva. Es producida por la mayoría de países y la ciencia la acepta como un medio muy efectivo para tratar enfermedades. Recordemos que tanto Sansón como Juan el Bautista se alimentaron de ella. En la Biblia se nos compara la miel como la Palabra de Dios. Quizá si en este tiempo le diéramos la importancia que merece a la miel, apreciaríamos también mejor la Palabra. Y al igual que la miel, por años la palabra de Dios ha estado oculta y quizá mohosiada y resquebrajada, pero se ha limpiado y sacado nuevamente a la luz y jamás perecerá (Lc. 21:33). El Salmo 19 dice que los preceptos del Señor, sus mandamientos y leyes son más deseables que el oro y más dulces que la miel. Siempre estará ahí para alimentar eficientemente al sediento de ella, para recobrar nuevas fuerzas como cuando Jonatán recurrió a la miel después de una batalla (1 Sam. 14: 25-27). Aprendamos el anhelar de leer la Palabra de Dios e ir alimentándonos poco a poco para crecer espiritualmente y poder estar fuertes en el momento de la adversidad. Mi consejo: pon en práctica el saciarte de miel para recobrar nuevas fuerzas y gozar de buena salud físicamente y llénate también de la verdad que existe en la Palabra de Dios para gozar de salud espiritual.

Un abrazo y bendiciones.

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