miércoles, 16 de junio de 2010

Las apariencias engañan

El Señor le dijo a Samuel: La gente se fija en las apariencias, pero yo me fijo en el corazón.
1ª. Samuel 16:7.


Lectura diaria: 1ª. Samuel 16:1-13. Versículo del día: 1ª. Samuel 16:7.

ENSEÑANZA

Dios había buscado otro hombre para hacerlo rey de Israel ya que Saúl le había desobedecido. La orden dada a Samuel fue ir a la casa de Isaí y entre sus hijos, Dios le guiaría a ungir al escogido. Samuel como todos nosotros, se fijó en las apariencias de Eliab uno de los mayores y el Señor quien conoce muy bien no sólo las caras sino también los corazones, le dijo que no se refería a Eliab. En muchas ocasiones nos engañamos con las personas, se necesita conocerlas muy bien para saber en realidad con quién estamos tratando. El Señor desde la temprana edad de David, había fijado sus ojos en él, porque como Dios sapientísimo ya estaba al tanto de lo que se albergaba en su corazón. David tenía un corazón conforme al corazón de Dios y a pesar de caer y pecar, siempre supo reconocer sus errores y humillarse ante su Señor. Nosotros, al igual que Samuel somos muy dados a prejuzgar; unas veces ni siquiera hemos tenido el más mínimo trato y ya nos cae mal la persona. Otras por el contrario, nos dejamos llevar por las apariencias y quizá la melosería fallando a favor, y abriendo el corazón ante personas que en el tiempo menos esperado, nos da la espalda y defrauda. Debemos aprender la lección dejada por Dios mismo a Samuel y ser precavidos porque como dice el dicho: “caras vemos, corazones no sabemos”. Muchos son los conocidos y pocos los amigos; por eso, si hallas un amigo en tu camino, no lo dejes ir, aprécialo y retenlo como a un valioso tesoro que estaba oculto y lograste encontrar. Ese amigo ha de mostrarse sincero, prudente y honesto, su apariencia debe ser concorde con su actuar.

Un abrazo y bendiciones.

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