lunes, 10 de agosto de 2009

Si lo buscan, Él dejará que ustedes lo hallen

El Señor estará con ustedes, siempre y cuando ustedes estén con él. Si lo buscan, él dejará que ustedes lo hallen; pero si lo abandonan, él los abandonará

2ª. Crónicas 15:2.

Conocemos al Señor, nos acogemos a Él e incluso le decimos que deseamos hacer su voluntad; sin embargo, pueden ocurrir dos situaciones: una es cuando las bendiciones llegan y es como si nada. Supuestamente “esto es lo normal”. Nos olvidamos de Dios porque lo tenemos todo y ni siquiera gracias damos. La otra situación puede presentarse cuando las dificultades afloran, nuestra relación se vuelve distante y casi imperceptible, “la culpa es de Dios”. Pobre Dios, malo porque aboga y malo porque no lo hace.

Tenemos la costumbre de echarle la culpa de todo cuanto nos pasa y creo que es aquí donde persiste el error. ¿Tu deseas que Dios esté al tanto tuyo, verdad? Pero… ¿Cómo estás, tú con Él? En el pasaje de hoy, el profeta Azarías le salió al encuentro al rey Asá para que le escuchara lo mandado por el Señor ya que el pueblo de Israel lo había abandonado como su Dios y por consiguiente toda la instrucción enseñada había quedado en el recuerdo.

Exactamente puede estar sucediendo con nosotros; Dios nos ha dejado el compromiso de ser los mejores mayordomos de nuestras vidas; debemos ser fieles cumplidores en la administración del tiempo, los talentos, las riquezas y aún de nuestro cuerpo. Si el Señor no es el centro del hogar, ni lo tenemos en cuenta en las decisiones tomadas, ni buscamos su rostro para refugiarnos en Él, ¿qué podemos pedir? Por eso hoy, nos exhorta a buscarle al igual que Israel lo hizo “Pero cuando en su tribulación se volvieron al Señor, Dios de Israel, y lo buscaron, él permitió que lo hallaran” (verso 4). Enseguida habla de la inseguridad en aquellos tiempos y los habitantes de todos los países sufrían grandes calamidades; “pero ustedes, manténganse firmes y no bajen la guardia, porque sus obras serán recompensadas” dice el verso 7. ¿Qué está pasando actualmente en el campo financiero? Hay inseguridad y esta inseguridad está llevando al mundo hacia otros desastres; pero nosotros, el pueblo de Dios, debemos mantenernos firmes y no bajar la guardia. No tenemos ni debemos reclamarle a Dios por lo que hace o deja de hacer; simplemente continuar, sabiendo que si nuevamente nos volteamos hacia su presencia, el Señor no nos abandonará ni dejará en tribulación.

“Luego hicieron un pacto, mediante el cual se comprometieron a buscar de todo corazón y con toda el alma al Señor, Dios de sus antepasados” y más adelante agrega que todos se alegraron por el pacto que habían hecho con corazón y voluntad sincera, y “él se había dejado hallar de ellos y les había concedido vivir en paz con las naciones vecinas” (versos 12-15). Exactamente lo hará con nosotros en este tiempo, no nos dejará con los brazos cruzados, saldrá a pelear por lo que nos pertenece y encontraremos la paz para nuestra alma y para quienes nos rodean.

Si nos hemos olvidado de nuestro Creador y Salvador, nuevamente recurramos a su misericordia. Busquémoslo con sinceridad y acerquémonos con la plena confianza de hallarlo y de saber que responderá como hijos suyos que somos.

Un abrazo y bendiciones.

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