domingo, 2 de agosto de 2009

Serviremos al Señor

Por mi parte, mi familia y yo serviremos al Señor

Josué 24:15.

A veces nos dejamos llevar por emociones y le ofrecemos al Señor tantas cosas, que al final, ninguna se cumple. Bien dice Eclesiastés “No te apresures ni con la boca ni con la mente, a proferir ante Dios palabra alguna… Vale más no hacer votos que hacerlos y no cumplirlos” Versos 3-5.

Josué sabiendo cómo era el pueblo que había dirigido hacia la tierra prometida, les exhortó en sus últimos días para que buscaran solamente a Dios y se deshicieran de los ídolos que aún tenían, o si no que se decidieran a quien iban a servir. Por su parte, les dijo, su familia y él servirían al Señor, pero no estaba tan convencido de lo mismo respecto a Israel.

¿Qué respondió el pueblo? Una y otra vez repetían “¡Eso no pasará jamás!... No abandonaremos al Señor… Nosotros sólo serviremos al Señor… Sólo al Señor serviremos, y sólo a él obedeceremos” Josué 24:16-24. Sin embargo, así no sucedió; más se demoraron en decirlo que en cumplirlo. ¿Cuántas veces actuamos de similar modo? Hemos visto al Señor moverse en nuestras vidas de manera asombrosa, nos ha sacado de innumerables dificultades al igual que lo hizo con el pueblo de Israel, sin embargo, fácilmente olvidamos cada uno de esos favores y vamos dejando a un lado nuestra relación con Él. El salmista nos recuerda no olvidar ninguno de sus beneficios (Salmo 103:2). Aún en momentos de apremio, en casos de desesperación y desmotivación, debemos recordar las bendiciones derramadas sobre nuestras vidas porque esto nos reconforta y aviva nuevamente la esperanza.

“Desháganse de los dioses que sus antepasados adoraron”. Te has preguntado, ¿Cuáles son los tuyos? Quizá ni siquiera sean los de tus ancestros, pueden ser ídolos que has ido cultivando y ni siquiera lo has notado como por ejemplo: el trabajo, el carro, la posición, las riquezas, etc. Dios te pide que te deshagas de todos esos dioses porque es un Dios celoso y sólo desea la adoración para Él.

“Búsquenme y vivirán” repite el profeta Amós en el capítulo 5. Si Dios mismo nos insiste en buscarle para vivir, es porque conoce nuestro corazón y sabe que alejados de Él, nada podemos hacer. Que alejados de Él, damos cabida a Satanás y él rondará alrededor hasta lograr su cometido y hacernos caer.

Por más que no entendamos las circunstancias, propongámonos a buscar a Dios de todo corazón para que sea Él quien nos dé la fuerza necesaria para continuar sin desmayar y podamos decir sinceramente: “Más mi casa y yo, serviremos al Señor”.

Un abrazo y bendiciones.

No hay comentarios: