miércoles, 26 de agosto de 2009

La ansiedad en manos de Dios

Depositen en él toda ansiedad, porque él cuida de ustedes

1ª. Pedro 5:7.

Lectura diaria: 1ª. Pedro 5-11. Versículo del día: 1ª. Pedro 5:7.

ENSEÑANZA

Tenemos que aprender que la preocupación se nos convierte en ansiedad y no nos deja nada bueno. Bien dice la Sra. Myriam S. de Motta en uno de los devocionales de mi Biblia lo siguiente: “la preocupación toma prestado del futuro; anticipa cosas que tal vez nunca llegarán a suceder. Es una carga mental que produce una terrible inquietud”. Ante los problemas definitivamente, lo único que nos queda es orar, presentarle al Señor todas nuestras cargas y descansar en Él. Sé que es bien difícil; mi propia experiencia me lo ha demostrado, pero también he llegado a la conclusión que por mucho que me desespere, deje de dormir, llorar, etc., no voy a solucionar nada; quizá la empeore más, porque incluso las defensas en momentos de crisis se bajan notoriamente y agrandaremos el chico con una enfermedad. Definitivamente, ante situaciones bien complicadas, no tenemos otra alternativa que cogernos fuertemente de la mano del Señor y esperar en Él. A veces las crisis son hasta saludables porque es cuando entendemos nuestra impotencia y debilidad no quedando más remedio que lanzarnos hacia los brazos de Aquel, que es Todopoderoso. Te exhorto para que lleves hasta el trono de la gracia de Dios, todos tus afanes y tristezas. Deja allí cautivo todo pensamiento, para que se someta a Cristo. Inúndate de su Santo Espíritu y clámale a Él. Si necesitas llorar, llora ante su presencia. Es la mejor manera de continuar. Hace mucho tiempo me enseñaron que para estar de píe ante los hombres, debo primero estar de rodillas ante Dios. Y así es. Nos despojamos ante Dios sinceramente y salimos renovados con la plena certeza de quien será Él quien afrontará la realidad. “Y después de que ustedes hayan sufrido un poco de tiempo, Dios mismo, el Dios de toda gracia que los llamó a su gloria eterna en Cristo, los restaurará y los hará fuertes, firmes y estables” verso 10.

Un abrazo y bendiciones.

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