martes, 11 de agosto de 2009

El Señor recorre con su mirada toda la tierra

El Señor recorre con su mirada toda la tierra, y está listo para ayudar a quienes le son fieles

2ª. Crónicas 16:9.

Abías fue el primer rey de Judá, que hizo lo bueno a los ojos del Señor. Sin embargo, buscó ayuda en el rey de Siria para atacar a Israel (recordemos que, por causa de los pecados de Salomón, Dios dividió el reino después de su muerte). A Dios no le gustó que hubiera puesto su confianza en este rey, en vez de confiar en el Señor su Dios. Ante estos hechos, Dios envió al profeta Jananí para avisarle que en adelante tendría guerras por haber actuado neciamente.

“El Señor está listo para ayudar a quienes le son fieles”. Dios es fiel con quien le es fiel. Nuestro Dios es grande, eterno e inmutable; cumple lo que promete porque su Palabra no cambia y podemos confiar en ella. Nos protege y cuida con amor. Somos el Israel o Judá suyo en este tiempo y si a ellos les fue fiel, hoy actuará de igual manera con sus hijos; a pesar de la desobediencia, cuando se rendían y volteaban sus ojos pidiendo clamor, los escuchaba.

Nosotros, su pueblo, debemos recordar siempre que tenemos al gran Dios y Salvador Jesucristo, quien está ahí, dispuesto a ofrecernos su amor y misericordia. Aunque pasemos por circunstancias adversas, fijemos la mirada en quien lo soportó todo: El Señor Jesucristo. No busquemos ayuda ni nos dirijamos en otras direcciones que harán alejarnos de la voluntad y del camino de Dios.

Renunciemos definitivamente a buscar socorro en aquello que sin duda nos llevará a pecar. No pongamos la confianza en hombres que en últimas nos defraudarán (Jeremías 17:5). Algo que he aprendido, es a orar por aquellas personas que en su momento nos han ofrecido ayuda, pidiéndole al Señor su bendición sobre ellas, para que a su vez, ellas nos puedan bendecir a nosotros también. En otras palabras, no confío en ellos, confío en el Dios que está por encima de toda circunstancia y mueve sus fichas de tal manera que caiga sobre mí, la abundante gracia derramada sobre ellos. Confiemos en que nuestro Dios es grande y poderoso y puede lograr imposibles más allá de lo que alcanzamos a imaginar.

Él está recorriendo con su mirada toda la tierra, y sus ojos hoy, se han posado en ti. ¡No temas!

Un abrazo y bendiciones.

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